Ahorro de energía en la calefacción: ¿cómo conseguirlo?

Son varias las acciones que se pueden llevar a cabo para reducir el consumo.
El gas es uno de los “suministros” que más consumen las familias (junto a la luz), lo que hace que las facturas que se reciben, sobre todo en los meses de invierno, sean elevadas. Con el objetivo de rebajarlas, aunque sea un poquito, en este artículo vamos a dar una serie de recomendaciones con las que, poco a poco, se logrará ese ahorro de energía, en lo que a calefacción se refiere, tan deseado.

¿Cómo se puede ahorrar en energía con la calefacción?

Revisar, periódicamente, los radiadores

Una forma de ahorrar energía, con la calefacción, es mantener los radiadores en buen estado. Para ello, hay que purgarlos al comenzar el invierno y limpiarlos “de vez en cuando” (más en este periodo), además de comprobar si las válvulas que regulan su uso funcionan correctamente (de no ser así, deben cambiarse). No se aconseja que se tapen con ropa o se rodeen de muebles, ya que estos impiden que se aproveche una parte del calor que generan.

Instalar una caldera de bajo consumo

Al renovar la caldera, se debe optar por un modelo que sea más eficiente (por ejemplo, de condensación). Es cierto que la inversión inicial va a ser más alta (si la comparamos con otros tipos de calderas), pero el ahorro de energía y la rebaja en la factura que se consiguen, en el largo plazo, son notables. También es importante que, una vez instalada y en funcionamiento, se haga una revisión periódica del aparato.

No subir en exceso la temperatura

Entre los meses de noviembre y marzo, lo ideal, para generar un ahorro en energía, es mantener una temperatura que oscile entre los 19 y los 21 grados. Superar esta graduación hará que se consuma más y, por ende, que suba el importe de la factura del gas.

No calentar las habitaciones que están vacías

Si hay estancias en la casa que no se utilizan, y de cara a ahorrar en calefacción, es bueno que se cierre la llave de los radiadores, lo que evitará un gasto innecesario.

Aislar bien la vivienda

Está comprobado: entre un 25% y un 30% de las “necesidades” energéticas que se tienen en una casa, en lo relativo a calefacción, se generan por el calor que se “escapa” a través de los huecos de las ventanas, al no estar bien selladas, o de las puertas. Para evitarlo, hay que comprobar que el sistema de aislamiento del inmueble es el adecuado. Si no lo es, se puede optar por la instalación de ‘dobles ventanas’, lo que generará un ahorro en calefacción de hasta un 50% o, en el caso de las puertas, por la colocación de burletes.

Programar el encendido y el apagado de la calefacción

Si no se está mucho tiempo en casa, el ahorro energético en calefacción se consigue con una buena planificación del encendido y apagado de la misma (proceso que facilitan las nuevas tecnologías existentes, como el control de temperatura desde el móvil). De esta forma, se consigue que el consumo sea, únicamente, el necesario.

Ventilar la casa por la mañana (y solo el tiempo necesario)

Que el aire de la casa se “regenere” es necesario, por lo que se deben abrir las ventanas y las puertas de casa, al menos, 5 minutos al día, si es posible, a primera hora de la mañana. ¿El motivo? Hacerlo en otro momento, a mediodía o por la tarde, y durante más tiempo, hará que la casa pierda parte del “calor” acumulado con el paso de las horas, y para recuperarlo será necesario un gasto extra de energía.

También se puede ahorrar en calefacción, por ejemplo, con la compra de estufas de pellets (entre un 30% y 60%) o la instalación de bombas de calor (hasta un 75%). Poner cortinas en la ventanas y alfombras en el suelo contribuye a mantener el calor en el hogar, lo que deriva a un menor consumo de energía (vía calefacción), lo mismo que taparse con mantas o ponerse ropa de abrigo, en lugar de subir unos grados el termostato.

Otras maneras de ahorrar energía con la calefacción

Hasta ahora, los consejos van a ayudar al ahorro de energía con cualquier tipo de calefacción (gas, gasoil, eléctrica). En este apartado os vamos a dar una serie de recomendaciones que solo pueden aplicarse a cada uno de ellos, en particular:

Si la calefacción es de gas

Lo principal, para ahorrar en calefacción, es chequear la tarifa que se tiene contratada, ya que puede no adaptarse a las necesidades que se tengan o que, en base a los servicios que incluye, tenga un precio elevado. En ambos casos, será necesario un cambio, o lo que es lo mismo, habrá que revisar y comparar otras opciones (en busca de la que sea mejor). También es importante que la caldera se mantenga en buen estado, más si es de gas, por lo que es necesario que se realicen las inspecciones obligatorias y que se revise “cada cierto tiempo”, para estar seguros de que no hay ningún problema que, por ejemplo, genere un mayor consumo de energía.

Si la calefacción es de gasoil

En primer lugar, y quizás sea lo más importante, hay que estar atento a su precio. Las oscilaciones en el coste del combustible apto para este tipo de calefacción son habituales, por lo que es recomendable el control de estas ‘subidas’ y ‘bajadas’, para poder comprarlo cuando sea más barato. 

Si la calefacción es eléctrica

Elegir la tarifa más económica, o la que tenga algún descuento, es un primer paso a la hora de ahorrar energía con una calefacción eléctrica. También es necesario que se contrate la potencia que se necesite (ni más baja ni más alta), pudiéndose elegir, incluso, entre dos potencias distintas (una para las horas ‘punta’ y otra para las horas ‘valle’) lo que adaptaría la factura al consumo.

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