
La IA crea tendencia
La inteligencia artificial: acelerador de megatendencias
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una de las temáticas más comentadas en los mercados durante 2025. Su impacto trasciende el ámbito tecnológico: estamos ante una fuerza transversal que multiplica y acelera el desarrollo de otras megatendencias estructurales. Salud, energía, infraestructuras o robótica se están viendo transformadas a gran velocidad gracias a la irrupción de esta tecnología.
En Banca Privada BBVA creemos que la IA no debe analizarse como un sector aislado, sino como una plataforma que impulsa otras corrientes de cambio, abriendo oportunidades de inversión de largo plazo.
Salud y envejecimiento: la revolución biomédica
El envejecimiento demográfico es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo, pero también una fuente de oportunidades. La IA está acelerando diagnósticos médicos, permitiendo el desarrollo de fármacos en plazos más cortos y facilitando la personalización de tratamientos.
En el campo de la biotecnología, los algoritmos analizan millones de secuencias genéticas en tiempo récord, impulsando descubrimientos que habrían requerido décadas con métodos tradicionales. Además, la combinación de IA con telemedicina y robótica asistencial puede marcar un antes y un después en el cuidado de mayores, ofreciendo soluciones más eficientes y humanas.
Energía: eficiencia y un nuevo superciclo inversor
La IA también es un catalizador de la transición energética. Permite gestionar redes eléctricas más complejas, integrando renovables intermitentes como la solar o la eólica, anticipando la demanda y optimizando el almacenamiento. Además, se aplica en la búsqueda de nuevos materiales para baterías y en la gestión de proyectos energéticos avanzados.
Pero hay un segundo efecto, igual de relevante: la propia IA está generando un superciclo de inversión energética. El despliegue masivo de centros de datos y capacidad de cálculo requiere cantidades ingentes de electricidad, lo que obliga a invertir en nueva generación, transporte y distribución de energía. En 2025, este fenómeno ya se ha reflejado en el buen rendimiento de las compañías eléctricas, impulsadas por la narrativa de la IA.
Infraestructuras y robótica: más inteligentes y adaptables
La inteligencia artificial está transformando la forma de diseñar, construir y mantener infraestructuras. Desde edificios inteligentes hasta sistemas de transporte más eficientes, la optimización mediante datos se ha convertido en una realidad tangible.
En el ámbito de la robótica, la IA permite pasar de máquinas que ejecutaban tareas repetitivas a robots capaces de aprender, adaptarse y colaborar con personas. Esto abre la puerta a una nueva ola de automatización en la industria, la logística o incluso en la sanidad, donde ya vemos ejemplos de cirugía asistida o dispositivos de cuidado domiciliario.
Optimismo, pero con prudencia
Sería un error pensar en la IA como una solución mágica a todos los retos. Existen riesgos importantes: las valoraciones de algunas compañías son muy exigentes, y no todas las que hoy invierten en IA serán ganadoras en el futuro. Algunas desaparecerán.
Por eso insistimos en la importancia de la diversificación: es el seguro más eficiente para exponerse a la IA sin concentrar el riesgo en unas pocas empresas que podrían atravesar dificultades. La clave para el inversor está en distinguir entre el ruido del corto plazo y las oportunidades reales de largo plazo.
Conclusión
La inteligencia artificial es mucho más que una tendencia tecnológica. Es la plataforma que acelera la transformación en múltiples frentes: desde la biotecnología hasta la energía, la robótica o las infraestructuras. Además, su propia huella energética está provocando un ciclo inversor de gran calado que puede durar años.
Para los próximos ejercicios, la IA será uno de los principales motores de crecimiento global. Nuestra recomendación es clara: no se trata de invertir solo en IA, sino de estar expuestos a cómo esta tecnología impulsa las demás megatendencias. Siempre con visión de largo plazo, diversificación y disciplina inversora.