La cuenta remunerada es un tipo de cuenta pensada para obtener rentabilidad; de hecho, es más alta que una cuenta de ahorro. Además, la inversión se puede recuperar en cualquier momento, sin penalización ni comisión alguna.
Frente a otros productos -como las cuentas corrientes y las libretas de ahorro- que ofrecen una rentabilidad más escasa, las cuentas remuneradas ofrecen mayor rentabilidad y liquidez, sobre todo en los primeros meses. Por eso se trata de un buen producto para ahorrar. Y frente a un depósito tradicional, cuyo interés se cobra de manera constante a lo largo de su vida, la cuenta remunerada suele tener un periodo inicial de 3 ó 4 meses con un tipo de interés bastante elevado (esto es para hacerlas más atractivas –generalmente para captar la atención de posibles inversores-), y posteriormente se reduce el tipo, normalmente por debajo de los depósitos.
Esta rentabilidad varía según el saldo. Es decir, que el banco aplica un tipo de interés en función de unos tramos preestablecidos. Este interés suele ser más alto que una cuenta de ahorro, por eso suelen ser llamadas “supercuentas”.
Por otro lado, frente a la amplia flexibilidad total que admiten otros productos -tales como una cuenta corriente-, las cuentas remuneradas tienen limitada la operatividad; así, no suelen admitir domiciliaciones, ni vinculación de tarjetas, ni transferencias, ni recibos.