Cómo funcionan un depósito o cuenta a plazo

Descubre cómo obtener rentabilidad garantizada por tus ahorros de manera fácil y sin riesgos

Los depósitos son productos en los que se entrega una cantidad de dinero a una entidad de crédito durante un tiempo determinado. Transcurrido ese plazo, la entidad se lo devuelve, junto a la remuneración pactada (es decir, los intereses).

Los Contratos de Depósito a plazo incluyen la posibilidad de disponer de lo invertido en el Depósito antes de que pase el plazo acordado, a cambio de una penalización o de una comisión que estarán recogidas en su contrato.

¿Sabes cómo funcionan los depósitos en general? ¿Conoces la diversidad de ofertas que existen para ahorrar dinero? Compruébalo por ti mismo en este artículo en el que, además de explicarte lo que es una cuenta a plazo, te contamos dónde puedes invertir de manera efectiva tus ahorros.

La oferta de depósitos bancarios y cuentas remuneradas

La oferta de depósitos bancarios y cuentas remuneradas es muy amplia en la actualidad, existiendo interesantes productos bancarios a disposición de los clientes.

Antes de proceder a contratar un depósito, sin embargo, es recomendable reflexionar acerca de las intenciones de ahorro. Es decir, ¿cuánto y cómo quieres ahorrar? Y, lo que es más importante, ¿durante cuánto tiempo?

En primer lugar, los depósitos bancarios suelen obviar cualquier tipo de riesgo para el inversor, esto es, su contratación garantiza, siempre que no se quiera cobrar antes de tiempo, una rentabilidad desde el momento de la contratación. Los plazos de recuperación, por tanto, son un elemento clave para determinar la rentabilidad que generará el capital invertido. Esto supone que un depósito en el que el inversor se comprometa a no tocarlo en cinco años generará, posiblemente, unos intereses mayores que en aquel en el que el plazo se reduzca a, apenas, unos pocos meses. En este sentido, existen depósitos a plazo fijo que se pueden contratar con un plazo de vencimiento muy corto, siendo variable y adaptándose a las necesidades del cliente.

Hablando de una cuenta a plazo y de un depósito, naturalmente, no se puede olvidar tampoco la opción de las cuentas remuneradas. Esta versión de una cuenta para ahorrar comparte con los depósitos su carencia de riesgo y, a su vez, obvia la necesidad establecida en los depósitos de fijar un plazo mínimo de rescate. En una cuenta remunerada, por tanto, el interés se genera a partir del capital disponible en ella, pudiendo ser rescatado el dinero en cada momento por el titular. Lógicamente, los intereses aquí suelen ser más bajos que en el caso de los depósitos, más no por ello resultan menospreciables dada la flexibilidad que presentan al inversor.

Un mundo diferente al de los depósitos, sin embargo, es el que se esconde detrás de los planes de ahorro a largo plazo, como por ejemplo el que proponen los planes de pensiones. En este tipo de planes, las condiciones de rescate son bastante más exigentes, ya que, de no darse un rescate por jubilación, habrán de argumentarse razones extraordinarias para su liberación como, por ejemplo, una repentina situación de desempleo o una incapacidad laboral. No obstante, en este tipo de planes de ahorro sí es posible introducir el factor riesgo en la inversión.

La cuenta a plazo y su razón de ser

En depósitos o en cuentas a plazo, el inversor nunca alcanzará rentabilidades tan elevadas como, por ejemplo, invirtiendo en arriesgados activos de bolsa. Su perfil, por tanto, se adapta en primera línea a inversores conservadores y precavidos que, sin intención de lucrarse, quieren tan solo percibir una cierta rentabilidad por su capital. Este hecho hace que este riesgo bajo (pero no ausente, porque existen comisiones de penalización) sea una de las grandes características de los depósitos.

Las rentabilidades de los depósitos se anuncian según la Tasa Anual Equivalente (TAE) y el Tipo de Interés Nominal (TIN), que son las dos varas de medir que suelen servir para comparar y categorizar los depósitos según su capacidad de producir rentabilidad. En el caso de la TAE se considera una rentabilidad porcentual de índole anual para el dinero invertido en caso de su recuperación dentro del plazo acordado, esto es, al producirse el vencimiento del depósito.

De esta forma, el funcionamiento de los depósitos presenta una operatividad más fácil de entender que la que rige a inversiones más arriesgadas como puede ser la compra de acciones. Su seguimiento es sencillo y sus variables apenas representativas, de modo que, una vez contratado, tan solo habrá que esperar a la fecha prevista para percibir la rentabilidad. Este momento se llama “liquidación de intereses” y suele liquidarse en la fecha de vencimiento del depósito, aunque el cliente puede fichar otro periodo de liquidación. En el caso de las cuentas remuneradas, de manera mensual, trimestral, semestral o anual.

NIVEL DE RIESGO
1/6

Este número es indicativo del riesgo del producto, siendo 1 / 6 indicativo de menor riesgo y 6 / 6 de mayor riesgo.

BBVA está adherido al Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito de España. La cantidad máxima garantizada es de 100.000€ por la totalidad de depósitos constituidos en BBVA por persona.

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No está de más, asimismo, hacer aquí una referencia al Fondo de Garantía de Depósitos, un organismo que protege a los inversores y que se haría cargo de devolverle a estos su dinero en el supuesto caso de quiebra de la institución depositaria. Si bien el límite de compensación asciende a 100.000 € por persona, este hecho no deja de ser clave para valorar su importancia y realzar su seguridad.

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