Matrícula
La matrícula es el primer gasto fijo que habrá que asumir si se va a estudiar al extranjero. Su importe variará según el territorio. Por ejemplo, los precios de matrícula son mucho más asequibles en Alemania que en Estados Unidos. Además, dentro de un mismo país las tasas difieren entre las distintas universidades. En general, las que estén mejor situadas, tengan prestigio o brinden servicios atractivos serán considerablemente más caras.
Afortunadamente, los programas de intercambio existentes suelen sufragar los gastos de matrícula. A nivel estatal, el Ministerio de Educación ofrece becas que suelen adjudicarse según la renta del estudiante. Asimismo, las Comunidades Autónomas también ofrecen diversas ayudas. También se puede optar por el Programa Erasmus Prácticas, el cual te permite estudiar en aquellos países adheridos al programa Erasmus+ sin abonar los gastos de los primeros 4 meses de estancia y estudios.
Desplazamiento
Antes de pensar en el desplazamiento para estudiar en el extranjero, se debe comprobar si es necesario solicitar un visado. Si es así, conviene informarse de los trámites necesarios para obtenerlo y abonar las tasas correspondientes.
Entrando en materia, el desplazamiento constituye otra parte importante del presupuesto para estudiar en el extranjero. Normalmente, se tiende a pensar que cuánto más cerca esté el destino, más barato será llegar hasta él. No obstante, esto no tiene por qué ser así. Siempre hay que tener en cuenta otros factores, como la existencia de buenas conexiones entre el lugar de partida y destino o las aerolíneas que realizan el trayecto.
A veces, será necesario desplazarse en transporte público dentro de la misma ciudad. En este caso, conviene comprobar el funcionamiento de los transportes y el precio. Por ejemplo, la movilidad en Londres supone un gasto mucho más importante que los desplazamientos en Madrid.
Alojamiento
Disfrutar de un espacio cómodo en el que vivir es muy importante. Aquellos que se van a estudiar al extranjero, suelen pasar mucho tiempo fuera. Sin embargo, también necesitan un lugar de estudio, descanso y reunión. Además, otro elemento clave en la ecuación es la ubicación. Según las características de la ciudad o las preferencias de cada uno, quizá interese estar situado cerca del centro de estudios. Una vez dicho esto, ¿qué opciones existen?
En primer lugar, las residencias estudiantiles están muy en boga. Suelen ofrecer una habitación o, en algunos casos, un estudio por un importe que varía según la ciudad y el estado del edificio. Además, en ocasiones ofrecen servicios de comedor y limpieza de las instalaciones.
La opción alternativa son los pisos compartidos que, en general, son más económicos. En este caso, el estudiante dispondrá de una habitación, individual o compartida, en un piso en el que habitarán otros estudiantes. Si se desea una mayor privacidad, siempre se puede optar por un estudio individual, aunque el precio será más elevado.