¿Qué es el GLP y para qué sirve?

Cada vez son más los conductores que buscan alternativas a los combustibles tradicionales como la gasolina o el diésel, motivados por el factor económico y, sobre todo, por el sostenible. 

En este contexto, un acrónimo ha ganado especial relevancia es el de GLP.

Este carburante (cuyas “siglas” responden a Gas Licuado del Petróleo) se ha posicionado como una opción atractiva para motorizaciones nuevas y, también, para la adaptación de vehículos ya existentes. Y es que, no solo ofrece una reducción significativa del gasto de combustible (por kilómetro), también de la emisión de gases de efecto invernadero (concretamente de CO2) al medio ambiente.

Técnicamente, y tal y como se indica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el GLP es una “denominación aplicada a diversas mezclas de propano y butano que alcanzan el estado gaseoso a temperatura y presión atmosférica, y que tienen la propiedad de pasar a estado líquido a presiones relativamente bajas, propiedad que se aprovecha para su almacenamiento y transporte en recipientes a presión”.

Esto significa que el GLP es un tipo de carburante que proviene de una mezcla de hidrocarburos ligeros (principalmente el propano y el butano) y que, finalizado su proceso de obtención, se utiliza como combustible y fuente de energía en una multitud de ámbitos.

El ámbito en el que más se emplea el combustible GLP es el de los coches, aunque la realidad es que sus aplicaciones son mucho más amplias:

• Uso doméstico: es muy habitual en los hogares, utilizándose para acciones cotidianas como, por ejemplo, cocinar, calentar agua, etc.
• Uso industrial: se utiliza en procesos de generación de calor directo u energía, además de otros procesos más específicos y puntuales.
• Uso agrícola: se emplea, por ejemplo, a la hora de calentar, por ejemplo,  los invernaderos o los criaderos de animales.
• Uso hostelero: es el combustible que se elige, en algunos casos, para cocinas profesionales o estufas de exterior, en muchos restaurantes y hoteles.

Pero el principal, a día de hoy, es el relativo al transporte, al ser una alternativa limpia y económica que, por un lado, reduce los costes en combustible y, por otro, impacta menos (ambientalmente hablando).

Esta variedad de usos es debida, entre otras cosas, a la versatilidad del carburante GLP, así como a su fácil transporte y almacenamiento.

Para entender el funcionamiento del GLP en coches, primero, hay que saber que su uso en vehículos se articula a través de lo que se conoce como motorización bi-fuel. Esto implica que el vehículo tiene la capacidad de funcionar, indistintamente, con dos combustibles (gasolina y GLP) al disponer de un depósito para cada uno.

Lo habitual, salvo al arrancar, es que se mueva impulsado por el combustible GLP (salvo, como se ha indicado, en el arranque, que hace uso de la gasolina), pasando a usar esta última solo si el GLP se termina.

¿Cuál es el proceso del GLP en el motor de un coche?

El camino que sigue el GLP para ser consumido por el vehículo es, a grandes rasgos, el siguiente: en estado líquido, se almacena a alta presión y se calienta hasta que se convierte en gas (en un evaporador), tras lo que pasa a un filtro previo a su inyección en los cilindros del motor de combustión.

Como se ha advertido anteriormente, este proceso se corta si ya no queda carburante GLP en el coche, momento en el que se pasaría a la alternativa: la gasolina.

¿Es necesario un sistema adaptado para consumir el GLP en un coche?

La respuesta es: si, se necesita de un sistema concreto que en unos coches ya viene instalado y en otros hay que incorporar.

Este se compone de: depósitos (toroidal interno, toroidal externo y cilíndrico), boca de carga (o de llenado), multiválvula, filtro de GLP, reductor, vaporizador, inyectores, centralita y conmutador.

El coche arranca siempre con gasolina (especialmente en frío) y, de forma automática, conmuta al modo GLP una vez que el motor ha alcanzado la temperatura óptima de funcionamiento (generalmente entre 30 y 40 ºC). 

Los siguientes pasos son:

• Almacenamiento: el gas natural licuado (o GLP) se guarda en un depósito toroidal (con forma de rueda) o cilíndrico, instalado habitualmente en el hueco de la rueda de repuesto o en el maletero.
• Vaporización: desde el depósito, el GLP en estado líquido se dirige al motor, pasando previamente por el reductor-vaporizador que lo calienta y lo transforma de líquido a gas.
• Inyección: el gas, ya vaporizado, es inyectado en los cilindros del motor a través de unos inyectores específicos de GLP, donde se mezcla con el aire y se produce la combustión para generar el movimiento.
• Control: el conductor puede cambiar entre gasolina y GLP en cualquier momento, usando un pequeño botón que, normalmente, se encuentra en el salpicadero del coche.

El gas GLP no es un producto que se obtenga de una única fuente. 

• El 60% de las veces, el GLP se obtiene de la separación del propano y el butano en yacimiento de gas natural (en un proceso que se denomina Upstream). 
• El 40% de las veces se obtiene mediante la destilación del petróleo en las refinerías (en un proceso que se denomina Downstream). 

En ambos procesos, tanto el propano como el butano son limpiados y licuados, para un mejor almacenamiento y transporte.

Una de las preocupaciones habituales de los conductores que se plantean un vehículo con motor GLP es la disponibilidad de puntos de repostaje. Afortunadamente, la red de estaciones de servicio de carburante GLP en España ha crecido en los últimos años.

En ellas, el repostaje de combustible GLP es muy similar al de la gasolina o el diésel. En la propia gasolinera, la manguera dispone de una boquilla de seguridad que se conecta al receptáculo del coche. El proceso es rápido, sencillo y, gracias a los mecanismos de seguridad, completamente estanco.

Antes de decidirse por un vehículo que utilice gas licuado GLP, es fundamental sopesar los pros y los contras. Sus beneficios son notables, pero como cualquier tecnología, también presenta algunas limitaciones.

Ventajas del GLP

Son varias las ventajas del combustible GLP (y de su uso en particular):

• Ahorro en combustible: el uso del GLP, dado que el precio del litro de GLP es inferior al de la gasolina y el diésel, se traduce en un ahorro a largo plazo para el conductor.
• Mejora en el impacto ambiental: se reducen las emisiones de CO2, contribuyendo a una buena calidad del medio ambiente.
• Obtención de la etiqueta ECO (en la DGT): los vehículos bi-fuel reciben el distintivo ambiental ECO, permitiendo el acceso sin restricciones a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en grandes ciudades.
• Mayor autonomía: al disponer de dos depósitos (gasolina y GLP), la autonomía total del vehículo se amplía, ofreciendo más kilómetros sin necesidad de parar y/o repostar.
• Incentivos fiscales: en ocasiones, existen bonificaciones en el Impuesto de Circulación (IVTM) en algunos ayuntamientos de España.

Desventajas del GLP

También hay “contras” en el uso del GLP:

• Pérdida de espacio: el depósito de GLP suele instalarse en el hueco de la rueda de repuesto o en el maletero, lo que puede reducir la capacidad de carga.
• Coste de transformación: si el coche no es GLP de serie, la instalación del sistema tiene un coste inicial que hay que asumir para disfrutar de este combustible y sus ventajas.

Una de las preguntas más recurrentes al hablar de qué es el GLP y para qué sirve en vehículos es la relativa a la seguridad. La respuesta es clara: el uso del combustible GLP es totalmente seguro, tanto para los conductores como para el medio ambiente.

Y lo es, principalmente, porque los sistemas GLP están regulados por normativas europeas muy estrictas y por la legislación española.