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Reducir, reutilizar y reciclar: así son las tres erres de la sostenibilidad

Reducir, reutilizar y reciclar son tres procesos complementarios que abogan de forma conjunta por un mismo fin: desarrollar hábitos de consumo sostenible que reduzcan los niveles de contaminación que padece el medio ambiente.

Reducir, reutilizar y reciclar. Es la denominada ‘regla de las tres erres’ de la sostenibilidad, un compendio de acciones ideadas para reducir el impacto sobre el medio ambiente que produce la actividad humana. Se trata, en definitiva, de aprovechar de forma más eficaz los recursos naturales y no sobreexplotarlos. 

De cara a lograr este propósito, es necesario que la sociedad adquiera hábitos de consumo sostenible sobre los que construir una relación más ética y respetuosa con la naturaleza. La ‘regla de las tres erres’ ahonda en ello. Y es que solo si se reduce el ritmo y volumen de creación de residuos, a la vez se empiezan a reutilizar elementos y materiales ya usados, y además se recicla de manera cuidadosa y adecuada los desechos, el ser humano podrá subsistir en un entorno donde los recursos son limitados y los niveles de contaminación aumentan sin parar. En este artículo profundizamos en cada una de las tres ‘erres’, aportando consejos y recomendaciones para ponerlas en práctica. 

¿Sabes en qué consiste la ‘regla de las tres erres’ (reducir, reutilizar y reciclar)?

Reducir, reutilizar y reciclar son los tres pilares que sostienen la ‘regla de las tres erres’ de la sostenibilidad. Este conjunto de acciones persigue el aprovechamiento de los desechos que a diario se producen para, de esta forma, consumir menos recursos naturales y que el funcionamiento de la sociedad sea más sostenible y no afecte negativamente al ecosistema.

Sin embargo, en un mundo sometido a continuos cambios, este concepto de la ‘regla de las tres erres’ evoluciona a pasos agigantados y, de un tiempo a esta parte, se han empezado a incorporar más ‘erres’ a la ecuación. De hecho, está cobrando especial relevancia el término ‘siete erres’, que hace referencia a un total de siete palabras (incluyendo reducir, reutilizar y reciclar) que comienzan por la letra ‘erre’ y cubren otros ámbitos también relacionados con la ecología. Dichos términos extras son los siguientes:

  • Recuperar: consiste en dar un nuevo uso, dentro de un contexto completamente diferente, a materiales y objetos que han sido sometidos a procesos de producción.
  • Rediseñar: el ecodiseño reinterpreta productos ya existentes y lo lleva a cabo siguiendo criterios de sostenibilidad. Así pues, los adapta para que desempeñen nuevas funciones. 
  • Reparar: a menudo resulta más económico arreglar un objeto estropeado en vez de cambiarlo por uno nuevo. Además, reparar cosas evita que se tengan que extraer más recursos naturales para seguir produciéndolas.
  • Renovar: las nuevas versiones de los productos no solo son más hábiles a la hora de realizar la función para la cual fueron diseñadas, sino que además suelen ser más ecológicas y no resultan tan nocivas para el medio ambiente. 

No obstante, este artículo centra su foco de atención en todas aquellas acciones que reducen el volumen de residuos que se generan cada día, te permiten reutilizar todo aquello que tienes por casa y te ayudan a reciclar correctamente (con especial atención al código de colores de los contenedores de reciclaje). 

reducir reutilizar y reciclar

¿De qué forma puedes reducir el volumen de residuos?

El fin último de la ‘erre’ de ‘reducir’ pasa por rebajar la cantidad de recursos naturales y materias primas que las personas emplean en sus hábitos cotidianos. Hay múltiples ejemplos a este respecto, muy sencillos de implementar en tu día a día. La sustitución de las bolsas de plástico por bolsas de tela reutilizables tal vez sea una de las prácticas más extendidas y de las que producen mayor impacto positivo en el ecosistema.

Y es que las bolsas de plástico no siempre son biodegradables ni se fabrican a partir de derivados del petróleo; es decir, por un lado, la naturaleza no puede reintegrarlas con facilidad en el medio ambiente después de haber sido utilizadas y, por otro, confeccionarlas aumenta la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero. De hecho, evitar los envases y utensilios de plástico de un único uso representa una manera formidable de reducir la creación de desechos. 

Reutilizar: ¿cómo puedes darles una segunda vida a tus objetos?

Sin lugar a duda, reutilizar es una pieza imprescindible para el desarrollo de una conciencia ecológica plena. Es momento ahora de dejar atrás hábitos consumistas y comenzar a otorgar más de una vida útil a los artículos y aparatos que se encuentran en tu vivienda. 

Hay dos formas de conseguirlo: los objetos pueden ser reparados y de nuevo cumplir con su funcionalidad habitual o, mediante el empleo de la imaginación y fórmulas creativas, estos productos adquirirán usos diferentes a aquellos para los que fueron desarrollados. Recurrir a servilletas y trapos de cocina de tela lavable, en lugar de los hechos con papel, constituye un ejemplo de cómo poder reutilizar utensilios. Obviamente, las tres ‘erres’ se hallan interconectadas y, por citar un caso a modo ilustrativo, reutilizar las bolsas de la compra no reduce el volumen de residuos únicamente, sino que también representa un mecanismo de volver a aprovechar lo ya usado.

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¿Por qué debes reciclar? Razones para reciclar y tipos de contenedores de reciclaje

En un mundo donde los recursos se hallan limitados, reciclar es la mejor baza de la que dispone la sociedad para hacer frente a los problemas de contaminación que sufre la Tierra. Junto a ello, el reciclaje contribuye a menguar la necesidad de obtener de la naturaleza nuevos recursos y materias primasAdemás, solo mediante el reciclaje de los residuos se logra que las sustancias nocivas no terminen incidiendo sobre el medio ambiente. 

Por ello, y para que puedas reciclar correctamente en casa, no olvides que el color del contenedor (en España) determina el tipo de desecho que se introduce en su interior: contenedor de color verde (vidrio), contenedor azul (papel y cartón), contenedor marrón (restos orgánicos de origen animal y vegetal), contenedor amarillo (envases de plástico, latas metálicas de conservas, cartones de leche, etc.), contenedor naranja (aceite de cocinar usado), contenedor blanco (medicamentos caducados) y contenedor rojo (residuos hospitalarios). Todos aquellos desechos (electrodomésticos, mobiliario, bombillas, etc.) susceptibles de entrañar un riesgo para el ecosistema si se depositan en cualquiera de los contenedores aquí enumerados han de depositarse en un punto limpio.