¿Qué es la renta fija y cuáles son sus tipos?

Descubre lo qué es la renta fija, las principales características que la definen, los beneficios que tiene y los riesgos que se asumen y la forma de tributarla.

Para los ahorradores e inversores más conservadores, los productos de renta fija siempre han sido una de las opciones más atractivas, ya que son instrumentos con un bajo riesgo asociado y una rentabilidad que, aunque reducida en comparación a otro tipo de inversiones, es conocida de antemano.

Dicho esto, ¿a qué nos referimos si hablamos de invertir en renta fija?

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¿Qué es la renta fija?

La renta fija es una de las formas de inversión más estables y seguras, aunque si bien es cierto que la renta fija ofrece una mayor previsibilidad de la rentabilidad que la renta variable, no garantiza esta última en todos los casos (al depender de otros factores). 

Como ampliaremos más adelante, esta renta fija es emitida por gobiernos y empresas públicas y privadas, con el objetivo de recaudar fondos.

¿Cuáles son las principales características de la renta fija?

La renta fija se caracteriza por:

  • Menor riesgo: el “riesgo” asumido por el inversor es inferior al de la renta variable, aunque no se está exento de él.
  • Previsible (en el cobro de intereses): suelen ofrecer unos pagos de intereses regulares y la devolución del capital en unas fechas preestablecidas, lo que implica que sus rendimientos sean más predecibles que en la renta variable.
  • Plazo preestablecido: su fecha de vencimiento se preestablece de antemano (por lo que es conocida por el inversor).
  • Diversificación: ayuda a hacer más variada la cartera de inversiones.

¿Cuáles son los tipos de renta fija que existen?

En el mercado existen diferentes productos de renta fija que se pueden clasificar atendiendo a quién los emite, al plazo de la inversión y al rendimiento que ofrecen

Tipos de renta fija: según el emisor

El primer aspecto por el que se puede clasificar la renta fija es el ‘quién la emite’, pudiendo ser:

  • Renta fija pública: es la que emite el Estado, las Comunidades Autónomas y el resto de Administraciones u Organismos Públicos con el objetivo de financiar sus gastos estructurales y completar los ingresos procedentes de los impuestos. Dentro de esta categoría se encuentran las Letras del Tesoro, Bonos y Obligaciones de Estado.
  • Renta fija privada: es la que emiten las empresas privadas con el objetivo de obtener financiación para acometer proyectos o ampliar capital. En esta categoría nos encontramos con pagarés de empresa, bonos y obligaciones de empresas privadas, obligaciones subordinadas, titulizaciones hipotecarias, cédulas hipotecarias y cédulas territoriales.

Tipos de renta fija: según el plazo de vencimiento

El segundo aspecto por el que se puede clasificar la renta fija es el la fecha en la que caduca la inversión, pudiendo ser: 

  • Inversiones a corto plazo: las encontramos en los mercados monetarios, en donde se adquieren, principalmente, Letras del Tesoro y Pagarés de empresas (cuyo vencimiento tiene un plazo máximo de 18 meses). Este tipo de productos tienen una liquidez muy elevada, es decir, se pueden vender fácilmente en el mercado secundario, aunque tienen una rentabilidad inferior a la de las inversiones a largo plazo.
  • Inversiones a medio y largo plazo: se realizan en los mercados de capitales, en donde se compran Bonos y Obligaciones a empresas privadas y, también, a Administraciones Públicas. Para estas inversiones, el vencimiento supera los dos años y aunque tienen una rentabilidad potencial superior a las inversiones a corto plazo (también tiene mayor riesgo asociado).

Tipos de renta fija: según el rendimiento que ofrece

El tercer aspecto por el que se puede clasificar la renta fija es el lo que se obtiene (relativo a intereses) de la inversión, pudiendo ser: 

  • Renta fija de rendimiento explícito: son aquellos que realizan pagos periódicos al inversor en forma de intereses (cupones). La periodicidad de estos pagos varía en función de lo estipulado en la emisión, siendo habitual el cupón semestral o anual.
  • Rendimiento implícito (o cupón cero): son aquellos en los que la rentabilidad viene determinada por la diferencia entre el precio que paga el inversor por el producto y el precio en el momento de la amortización. Este tipo de productos tiene un pago único de intereses en el momento de la amortización.

¿Cuáles son los principales productos para invertir en renta fija?

Si bien es cierto que estos no son los únicos en los que se puede invertir, sí son los productos más comunes si se opta por la renta fija:

Públicos

  • Letras del tesoro: tal y como los define el Estado, son “valores de renta fija a corto plazo que no pagan un interés periódico en forma de cupón, por lo que su rentabilidad se deriva de la diferencia entre el precio de adquisición y el valor nominal en la fecha de amortización, de 1.000 euros por título”. Esto significa que si se compra una Letra del Tesoro, a un precio inferior o superior a 1.000 euros, como inversor se adquiere el derecho a recibir 1.000 euros cuando este venza. En caso de invertir una cantidad mayor, siempre ha de ser en múltiplos de 1.000 euros. El Tesoro Público, en la actualidad, las emite a 3, 6, 9 y 12 meses
  • Bonos y Obligaciones del Estado: el Estado los define como “valores de renta fija a medio y largo plazo, que pagan un interés periódico en forma de cupón”. Esto implica, como también indica, que “en la fecha de amortización se devuelve el valor nominal, de 1.000 euros por título”. Tal y como ocurre en las Letras del Tesoro, explicadas previamente, el importe mínimo de cada compra es 1.000 euros y si se supera tiene que ser en múltiplos de dicha cantidad. Ambos productos, Bonos y Obligaciones, son prácticamente iguales, salvo en los plazos de amortización: el de los bonos oscila entre los 2 y 5 años y el de las obligaciones supera los 7 años.

Privados

  • Pagarés: la CNMV los define como “valores emitidos al descuento, con rendimiento implícito o cupón cero, por lo que su rentabilidad se obtiene por diferencia entre el precio de compra y el valor nominal del pagaré que se recibe en la fecha de amortización”. A esto añade que “su vencimiento es a corto plazo, y existen entre siete días y 25 meses (760 días naturales), aunque los plazos más frecuentes son de uno, tres, seis, doce y hasta 18 meses”. 
  • Obligaciones subordinadas: de gran parecido a las obligaciones simples, se diferencias, en base a lo explicado por la CNMV, por la situación jurídica de la que disponen si se produce la quiebra o procedimiento concursal del emisor (estas estarían, de cara a su pago, tras los acreedores).

¿Cuáles son los beneficios de la renta fija?

A la renta fija, igual que a la variable, se le atribuyen unos beneficios, entre los que destacan, por ejemplo, ayuda a preservar el capital que se invierte y generar ingresos regulares (a través de pagos de intereses) y, como no, conseguir ambas asumiendo un riesgo limitado.
Pareja sentada en la mesa con su gestor, viendo las opciones de inversión en renta fija disponibles

¿Cuáles son los riesgos de la renta fija?

Si bien es cierto que el riesgo de la renta fija es bajo, sería un error pensar que no lo tiene. Es importante incidir en ello, ya que no se debe olvidar que cualquier producto de inversión contiene riesgo en mayor o menor medida

Estos riesgos siempre deberán venir detallados en el folleto de emisión del producto. Se trata, básicamente, de tres tipos de riesgos:

  • Riesgo del emisor: es la probabilidad de que la entidad que emite los títulos de renta fija no devuelva el dinero a sus inversores. Para valorar este riesgo existen diferentes agencias de calificación que otorgan una “nota” a la empresa o Administración Pública que quiere emitir deuda y financiarse de esta manera.
  • Riesgo en los cambios de tipo de interés: es el riesgo de que los valores coticen por debajo del precio que en su momento se pagó por ellos. El precio de los títulos de renta fija depende en gran medida de la evolución de los tipos de interés, de las condiciones de mercado y de las condiciones económicas generales.
  • Riesgo de liquidez: es el riesgo de que en caso de querer vender el título de renta fija, no se pueda encontrar contrapartida en el mercado. Es decir, hay que medir lo fácil o difícil que le resultará al inversor encontrar compradores de sus productos de renta fija en el mercado secundario.

En resumen: ¿En qué hay que fijarse al invertir en renta fija?

Antes de invertir en renta fija, sin duda, hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • Cuál es el tipo de interés y su periodicidad.
  • Cuáles son los precios de emisión y reembolso.
  • Fecha y condiciones de amortización, así como las condiciones de amortización anticipada.
  • Si se trata o no de un título que cotiza y, en caso afirmativo, en qué mercado.

¿Cuál es la fiscalidad de las inversiones en renta fija?

Si se invierte en renta fija, hay que tener en cuenta que los rendimientos que se obtengan se consideran, respecto al IRPF, como capital inmobiliario, lo que hace que se incluyan, en la declaración, en la base imponible del ahorro de dicho ejercicio (junto a los de su mismo tipo, provenientes de otros productos financieros), aplicándose, sobre ellos, los siguientes tramos:

Tramo

Porcentaje

Tramo

0 a 6.000 €

Porcentaje

19%

Tramo

Entre 6.001 y 50.000€

Porcentaje

21%

Tramo

Entre 50.001 € y 200.000 €

Porcentaje

23%

Tramo

Entre 200.001 € y 300.000 €

Porcentaje

27%

Tramo

Más de 300.000 €

Porcentaje

28%

En el caso particular de los Bonos y Obligaciones del Estado, se retiene, en origen, el 19% de los intereses que se perciben, no así el las Letras del Tesoro, por las que se tributa en el momento que se venden o amortizan.

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