Cartera de inversión equilibrada

Te contamos todo lo que necesitas saber para tomar una buena decisión a la hora de invertir y sacar el mayor rendimiento a tus ahorros.
Una cartera de inversión está formada por el conjunto de activos financieros en los que se invierten ahorros. Estos activos pueden incluir desde acciones en bolsa hasta inversiones en divisas o participaciones en fondos de inversión. Para un inversor no experto, puede resultar muy difícil decidir por qué productos decantarse a la hora de invertir, ya que las posibilidades son muy amplias y en ocasiones puede resultar complicado identificar qué opciones son las que más se ajustan a las necesidades propias. Te contamos en detalle en qué consiste una cartera de inversión equilibrada y qué factores debes tener en cuenta para invertir tus ahorros de la manera más adecuada.

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El perfil del inversor

Lo primero que se ha de plantear toda aquella persona que quiera invertir es cuál es su perfil de riesgo. Para definir este perfil, el primer paso es averiguar el nivel de tolerancia al riesgo. Esta tolerancia depende de cuestiones objetivas, como el horizonte temporal hasta el objetivo (cuanto más amplio sea, más riesgos se pueden asumir), pero también de cuestiones subjetivas, ya que a igualdad de condiciones de inversión, unos inversores tienen más aversión al riesgo que otros. Es decir, el riesgo también tiene un componente de subjetividad. Si el inversor no cuenta con grandes conocimientos financieros, lo más sencillo es que se decante por activos que ofrezcan garantías y que no se incurran en grandes riesgos, como los fondos de inversión, por ejemplo. Del mismo modo, resulta muy importante tener en cuenta el objetivo de la inversión y el motivo por el que se ha optado por una opción u otra. Los activos más adecuados para inversiones a corto plazo cuentan con características muy distintas a aquellos que se enfocan al largo plazo.

Igualmente, es importante determinar qué porcentaje de la cartera se va a invertir en cada tipo de activo. Un inversor no debe en ningún caso poner todos sus recursos en activos de riesgo. Además de contar con una cartera bien diversificada, es importante tener en cuenta que pueden producirse imprevistos. Para ello, es importante tener siempre un colchón de seguridad en forma de ahorro en activos líquidos, aunque no generen rentabilidad. Ésta vendrá de otro tipo de activos invertidos a medio y largo plazo.

Tipos de activos para crear una cartera de inversión

Acciones: son las partes iguales en las que se divide el capital social de una empresa. Quien las adquiere, se convierte en accionista y, por tanto, en propietario de una parte de la sociedad. Las acciones constituyen una inversión con elevado riesgo de mercado, dada su volatilidad. Sin embargo, su rentabilidad potencial es más elevada que la de otros activos. También muchas de ellas ofrecen una rentabilidad anual adicional vía dividendo. Operar en el mercado de renta variable está recomendado para inversores con sólidos conocimientos financieros.

Bonos: con la compra de bonos se invierte en deuda que posteriormente será devuelta en una fecha fija y con el pago de intereses. La inversión en bonos es, a priori, menos volátil que la inversión en renta variable. Sin embargo, es importante matizarlo, dado que existen muchos títulos de renta fija, de emisores de diversa solvencia, y además la rentabilidad es conocida previamente siempre que se mantengan los títulos a vencimiento. En caso contrario, habrá que acudir al mercado y el precio es incierto. El espectro es muy amplio, desde deuda de países muy solventes hasta títulos de renta fija corporativa high yield.

cartera de inversión equilibrada

Mercado de divisas: Los cambios del valor de las divisas son una gran oportunidad de inversión cuando la divisa en la que se decide invertir cuenta con una evolución favorable a largo plazo. Invertir en este tipo de activos es especialmente recomendable para inversores expertos que estén al día de las variaciones en los tipos de cambio, dado que es una inversión sometida a alta volatilidad.

Fondos de inversión: los fondos de inversión son Instituciones de Inversión Colectiva (IIC). En resumen, lo que hacen es aunar el ahorro de muchos individuos para invertirlo conjuntamente, de la mano de gestores profesionales y siguiendo una política de inversión previamente establecida. Permiten acceder a carteras bien diversificadas con costes reducidos y con un funcionamiento sencillo. Permite, por ejemplo, con una inversión de solo 1.000 euros, invertir en 30 o 40 acciones, algo que sería imposible a través de la inversión directa.

Diversificación de la inversión

Lo más importante a la hora de crear una cartera de inversión equilibrada es diversificar y optar por invertir en diferentes mercados y plazos, así como en diferentes productos, ya que diversificando la cartera se diversifica el riesgo. Responde a la famosa filosofía de “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Una cartera bien diversificada nos permite hacer frente, de forma tranquila, a los vaivenes de mercado, dado que, ante un comportamiento deseado en uno o varios de los activos, existen otros activos con comportamientos no correlacionados que conseguirán equilibrar la rentabilidad media de la cartera.

Fiscalidad de los productos financieros

Un aspecto que escapa a la consideración de muchos inversores es el relacionado con las obligaciones tributarias que incorporan los diferentes productos de inversión financiera. Una correcta decisión de inversión pasa por optimizar la rentabilidad financiero-fiscal, es decir, la rentabilidad final una vez descontadas las obligaciones tributarias. Para ello, es fundamental conocer las peculiaridades fiscales de cada activo.

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