Powell dijo a los mercados lo que querían oír
Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA
Podcast Module
25/08/2025

Powell dijo a los mercados lo que querían oír

Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA, nos trae el análisis económico de la semana.
00:00
06:04

25/08/2025

La reunión anual de Jackson Hole volvió a situar a la Reserva Federal en el centro de la atención internacional, y en esta ocasión, el cambio de tono de Jerome Powell ha marcado un punto de inflexión en las expectativas de política monetaria. Tras semanas de dudas sobre si septiembre traería o no un recorte de tipos, sus declaraciones inclinaron la balanza hacia el sí. El presidente de la Fed reconoció que los riesgos sobre el mercado laboral se han incrementado, advirtiendo de que podrían generar dinámicas rápidas y no lineales en la economía. Aunque insistió en la persistencia de las tensiones inflacionistas, su énfasis en los riesgos a la baja para el empleo fue suficiente para que el mercado volviera a descontar una alta probabilidad de recorte.

Sin embargo, no todo está escrito. La probabilidad de un recorte depende aún de los datos que se publiquen en septiembre, especialmente sobre desempleo e inflación. Una reducción de la tasa de paro acompañada de un repunte significativo del IPC subyacente podría mantener dividida a la Fed y llevar a una pausa.

En paralelo, el banco central americano oficializó un giro en su marco de actuación. En efecto, la Reserva Federal anunció que abandona la estrategia de “inflación promedio” que le permitía tolerar precios por encima del 2% durante un tiempo para compensar periodos previos de baja inflación, y ha vuelto a un enfoque más clásico: mantener la inflación cerca del 2% de manera estable, sin márgenes de indulgencia. En la práctica, esto significa que la Fed será más estricta: actuará con rapidez si percibe que la inflación se consolida por encima del objetivo, incluso aunque ello suponga enfriar la economía y moderar el empleo. A este debate se suma la presión política directa desde la Casa Blanca, con ataques a miembros de la Reserva Federal, algo que incrementa la incertidumbre institucional.

Mientras tanto, en Europa, el Banco Central Europeo parece inclinado a mantener los tipos sin cambios en septiembre. La inflación se ha estabilizado en torno al 2% y los últimos indicadores de actividad, como los PMI de agosto, han sorprendido al alza. No obstante, el trasfondo sigue siendo frágil: Alemania ha revisado a la baja su PIB del segundo trimestre, mostrando debilidad en la demanda interna, y la confianza de los consumidores europeos ha vuelto a deteriorarse en agosto. Lo más probable es que Christine Lagarde mantenga la narrativa de decisiones reunión a reunión, evitando comprometerse con una senda clara. En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra enfrenta una situación más compleja. Los datos recientes de inflación han sorprendido al alza, lo que erosiona el margen para continuar con recortes de tipos en cada trimestre. La mejora en los indicadores de actividad y la fortaleza de la inflación en los servicios ponen en duda que el banco central pueda mantener esta cadencia de flexibilización. Por su parte, el Banco de Japón se mueve en una dirección distinta: todo apunta a que en octubre podría producirse una subida de tipos, respaldada por la persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados.

El frente comercial es otro escenario de transformaciones. El acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y la Unión Europea a finales de julio se ha concretado con más detalle: Washington permitirá un tope del 15% en aranceles sectoriales siempre que Bruselas elimine sus propios gravámenes y abra un acceso preferente en sectores sensibles. En contraste, las negociaciones se han estancado con India, en un contexto de tensiones por las importaciones de petróleo ruso. Con Canadá, en cambio, se vislumbran avances, tras la disposición del gobierno de Ottawa a retirar medidas de represalia. En lo referente a China, se ha prorrogado la pausa arancelaria, consolidando un statu quo que Washington considera satisfactorio.

A pesar de estos vaivenes, el comercio global se mantiene sorprendentemente estable en términos agregados, pero con un cambio profundo en su composición. Las exportaciones hacia Estados Unidos han caído en la mayoría de grandes socios comerciales —China, Japón, Corea, la propia Unión Europea—, mientras que aumentan las ventas hacia otros destinos. México y Vietnam, por su parte, destacan como ganadores netos en este reordenamiento.

En paralelo, la guerra en Ucrania sigue condicionando la agenda internacional. Tras la cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin, las negociaciones han continuado con la participación de Zelenski y líderes europeos en Washington, pero las posiciones se mantienen alejadas. Moscú ha aceptado congelar las líneas de frente en algunas zonas, aunque insiste en la retirada de tropas ucranianas de parte de la región de Donetsk. En materia de garantías de seguridad, la propuesta estadounidense es ambigua, con compromisos aéreos pero sin presencia terrestre, mientras Rusia rechaza categóricamente cualquier despliegue de tropas de la OTAN en suelo ucraniano.

En definitiva, la fotografía actual es la de un mundo en transición, en el que la política monetaria de Estados Unidos vuelve a virar hacia el estímulo, Europa navega entre la resistencia de los precios y la debilidad del crecimiento, y Asia reconfigura su papel en el comercio global. Todo ello bajo la sombra de un conflicto bélico en Europa del Este que aún no encuentra salida.

Este pódcast está locutado con la ayuda de herramientas de Inteligencia Artificial.