Los bancos centrales se preparan para entrar en escena
Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA
Podcast Module
18/08/2025

Los bancos centrales se preparan para entrar en escena

Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA, nos trae el análisis económico de la semana.
00:00
05:32

18/08/2025

La atención de los mercados internacionales se concentra este mes en la cita de Jackson Hole, un encuentro que ha adquirido un carácter simbólico como termómetro de la política monetaria global. Este año, las expectativas se centran en la Reserva Federal y en la posibilidad de que septiembre traiga consigo un nuevo recorte de tipos de interés. Los inversores descuentan con una confianza casi absoluta que habrá una reducción de 25 puntos básicos, pero la realidad de los datos ofrece un panorama mucho más matizado.

En efecto, la semana pasada, los datos de inflación en Estados Unidos mostraron un panorama mixto que complica aún más la lectura de la Reserva Federal. El índice subyacente de precios al consumo avanzó en línea con lo esperado, pero con una composición llamativa: el repunte se concentró en los servicios, mientras que los bienes mostraron señales dispares de traspaso arancelario. Al mismo tiempo, los precios al productor sorprendieron al alza con un gran incremento mensual del 0,9% en su componente subyacente, reflejo de presiones en bienes y servicios. Este contraste evidencia que, aunque el IPC no se disparó, la inflación subyacente sigue firme y podría intensificarse en los próximos meses. Mientras, la tasa de paro sigue baja y estable, y aunque la creación de empleo se ha moderado, no hay señales claras de deterioro grave en el mercado laboral. Ante esto, las advertencias de Jerome Powell en julio resuenan con fuerza: no hay prisa por relajar las condiciones, y hacerlo demasiado pronto podría recalentar la economía y alimentar de nuevo las tensiones inflacionistas.

Este contraste entre la confianza del mercado y la cautela de la Fed anticipa que Jackson Hole puede convertirse en un escenario de choque de narrativas. Si Powell mantiene un discurso duro, la euforia actual podría desinflarse rápidamente. Si, por el contrario, deja abierta la puerta a un recorte en septiembre, el mercado se sentirá validado. La dificultad está en que las condiciones financieras en Estados Unidos son relativamente acomodaticias, a pesar del nivel nominal de los tipos, lo que resta urgencia a una bajada inmediata.

Europa atraviesa un dilema distinto, aunque igualmente complejo. Los indicadores adelantados y las encuestas muestran cierta resiliencia, sobre todo en servicios, pero la producción industrial y otros datos de actividad real apuntan a un enfriamiento claro. El crecimiento del segundo trimestre apenas alcanzó una décima, y las perspectivas para el tercero son incluso más sombrías por la debilidad del sector manufacturero, castigado por la caída de la demanda externa y los efectos de los aranceles. El Banco Central Europeo, bajo la batuta de Christine Lagarde, mantiene un discurso de prudencia: no se compromete con un calendario de movimientos, pero insiste en evaluar reunión a reunión. La sensación, sin embargo, es que el BCE se siente más cómodo en la inacción que en relajar la política de forma adicional.

En Japón, el panorama es muy diferente. La economía creció con fuerza en el segundo trimestre, impulsada por la inversión empresarial y las exportaciones, incluso a pesar de los efectos de las tarifas. Las revisiones al alza del PIB y el impulso de las subidas salariales apuntan a que la demanda interna seguirá sosteniendo la actividad en lo que resta de año. Esto, sumado a la presión explícita de Washington, que reclama una normalización de la política monetaria nipona para contener la debilidad del yen, coloca al Banco de Japón en la tesitura de volver a subir los tipos de interés en el mes de octubre.

China, por su parte, se ha convertido en el gran foco de preocupación. Los datos de julio confirmaron que la desaceleración es más profunda de lo esperado. El consumo interno pierde fuelle, la inversión se debilita y la producción industrial también empieza a ceder. La demanda de crédito privado se desploma, mientras que los precios coquetean con la deflación y el sector inmobiliario sigue hundiéndose. El crecimiento del tercer trimestre se perfila como uno de los más débiles de los últimos años y el riesgo de un círculo vicioso entre la crisis inmobiliaria, la pérdida de confianza y la debilidad del consumo es cada vez más tangible.

Jackson Hole, en este contexto, trasciende lo académico y se convierte en un escenario político y financiero de primer orden. La Reserva Federal debe decidir si desafía al mercado y gana tiempo hasta diciembre o si se deja arrastrar por la presión de las expectativas. El BCE seguirá jugando con la ambigüedad, mientras que Japón se prepara para subir tipos y China se hunde en la incertidumbre. El reto de los próximos meses será gestionar un equilibrio delicado: sostener el crecimiento sin alimentar de nuevo la inflación, en un entorno en el que la credibilidad de los bancos centrales es tan valiosa como frágil.

Este pódcast está locutado con la ayuda de herramientas de Inteligencia Artificial.