La narrativa “Ricitos de Oro” sigue impulsando el optimismo inversor
Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA
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08/09/2025

La narrativa “Ricitos de Oro” sigue impulsando el optimismo inversor

La semana estuvo marcada por el equilibrio entre las señales de desaceleración y la confianza en que los bancos centrales seguirán proporcionando apoyo.
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08/09/2025

La primera semana de septiembre estuvo marcada por un delicado equilibrio entre señales de desaceleración económica y la confianza de los mercados en que los bancos centrales seguirán proporcionando apoyo. En Estados Unidos, la atención se centró en los datos de empleo y en el tono más flexible mostrado recientemente por la Reserva Federal. El mercado laboral dio nuevas muestras de fatiga: la creación de puestos de trabajo se redujo a mínimos de varios años y la tasa de desempleo repuntó ligeramente. No se trata aún de un deterioro profundo, pero sí de un enfriamiento que contrasta con el dinamismo del crecimiento del PIB en trimestres anteriores. En este contexto, la Fed prepara una bajada de tipos que se interpreta como un recorte preventivo, más orientado a asegurar la estabilidad que a responder a una crisis inminente.

En paralelo, Europa vivió otra semana de tensión política, con Francia en el centro del foco. El gobierno se enfrenta a una inminente moción que, de prosperar, obligaría al presidente Emmanuel Macron a nombrar un nuevo primer ministro o incluso a convocar elecciones anticipadas. Esta incertidumbre llega en un momento en el que la situación fiscal del país es ya motivo de preocupación, y la falta de un plan claro de consolidación alimenta la desconfianza de los inversores. Los diferenciales de la deuda francesa frente a Alemania permanecen elevados, reflejo de una prima de riesgo que no se disipa y que podría seguir en niveles altos mientras no se resuelva la crisis política.

A pesar de estas turbulencias, el trasfondo que une a todas las geografías es el mismo: la percepción de que la economía global se está enfriando, pero no derrumbando. Esta narrativa, que ha sido bautizada como “Ricitos de Oro” en referencia al famoso cuento infantil, implica que la actividad económica se mantiene en un punto de equilibrio ideal: ni demasiado caliente como para impulsar al alza las tasas de inflación, ni demasiado fría como para penalizar el crecimiento de los beneficios empresariales. Esta situación permite a los bancos centrales mantener una política monetaria menos agresiva, en la medida en que la inflación permanece cerca de sus objetivos de largo plazo.

De esta forma, en Estados Unidos, los índices bursátiles se mantienen cerca de máximos históricos, impulsados en buena medida por el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial y las expectativas de que la política fiscal siga respaldando la inversión en sectores estratégicos. Incluso la reciente revisión a la baja de las previsiones de beneficios de empresas tecnológicas de referencia no ha logrado alterar de forma significativa el apetito por riesgo.

En los mercados de renta fija, lo más llamativo de la semana fue el brusco retroceso de las rentabilidades de los bonos soberanos a ambos lados del Atlántico. En Estados Unidos, el bono a 10 años cerró con un rendimiento del 4,07%, lo que supone una caída de 15 puntos básicos en la semana y los mínimos desde el pasado mes de abril. Mientras, la referencia a 2 años se desplomó hasta el 3,5% de rentabilidad, algo que no sucedía desde septiembre de 2022, a medida que se consolidaban las expectativas de inminente recorte de tipos por parte de la Reserva Federal.

Incluso el rendimiento del bono a 30 años, que se había situado en últimas semanas en el ojo del huracán por las dudas sobre la independencia de la Fed, cayó con fuerza hasta niveles del 4,75%. Sin embargo, de consolidarse la percepción de que la independencia del banco central está en entredicho, podrían esperarse más ajustes al alza en las expectativas de inflación de largo plazo, un dólar más débil y un mayor atractivo del oro como refugio.

De hecho, el oro se ha convertido en uno de los protagonistas de la semana al romper al alza la franja en la que se había movido durante meses. Aunque algunos lo atribuyen a los temores institucionales, buena parte del movimiento se explica también por la caída de los rendimientos reales a corto plazo, lo que lo refuerza como cobertura natural en un entorno de incertidumbre.

El crédito y la deuda emergente, por su parte, siguen mostrando una notable fortaleza. La búsqueda de rentabilidad en un escenario de volatilidad contenida ha mantenido la demanda elevada, con especial atractivo en los bonos locales de países como Brasil, México o Sudáfrica, donde las rentabilidades superan con creces las de sus pares desarrollados.

En definitiva, la semana dejó claro que los mercados avanzan por una senda estrecha: confiados en el colchón que ofrecen los bancos centrales, pero conscientes de que cualquier error de política económica o política institucional puede precipitar un giro brusco en el sentimiento.

Gracias por acompañarnos en este análisis. Nos escuchamos muy pronto, en el próximo episodio.

Este pódcast está locutado con la ayuda de herramientas de Inteligencia Artificial.