Cómo aprender a ahorrar

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Ahorrar no siempre es tan sencillo como parece. Aunque la teoría es conocida por todos, la realidad demuestra que muchos españoles encuentran dificultades a la hora de “hacer hucha”. Según datos del INE, de cada 100 € que llegan a nuestras cuentas bancarias, solo se ahorran 6,5. Si quieres aumentar este porcentaje, te presentamos algunos consejos para aprender a ahorrar en tu día a día. Y si lo que quieres es saber cómo sacarle el mayor rendimiento posible a ese dinero extra, te mostramos los productos de inversión que pueden ayudarte a conseguirlo.

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Crea un hábito de ahorro

Para aprender a ahorrar es esencial convertir el ahorro en un hábito arraigado. Se puede tratar de reducir gastos y reservar parte de los recursos para el futuro, pero si estas acciones son puntuales y no llegan a formar parte de una rutina, no se alcanzan resultados a largo plazo. Tengamos muy presente que la clave del éxito a largo plazo es el ahorro periódico. Pequeñas cantidades ahorradas e invertidas adecuadamente de forma recurrente obran milagros en el largo plazo.

La clave para hacer del ahorro algo cotidiano es la organización y la planificación. Si se establece un procedimiento o plan a seguir, poco a poco el usuario empieza a asimilarlo y a ahorrar de forma intuitiva. Para crear este plan y poder establecer objetivos realistas, es fundamental que el ahorrador analice primero su situación financiera, sus gastos y sus ingresos.

Utiliza técnicas de ahorro

Existen diversas técnicas de gran utilidad a la hora de establecer un plan de ahorro. Una de las más comunes es la del modelo 50/30/20, que divide los ingresos en tres grupos destinados a distintos objetivos. De este modo, un 50 % de los ingresos se debe dedicar a cubrir las necesidades básicas del usuario, como facturas o alimentación; un 30 % se puede asignar a gastos que son positivos para el usuario pero no necesarios, por ejemplo ocio o viajes; y, por último, un 20 % se reserva con antelación como ahorro mensual.

Otro buen consejo es cambiar la concepción que tenemos del ahorro. Tendemos a ahorrar lo que nos sobra tras restar los gastos a los ingresos, cuando en realidad deberíamos gastar lo que sobra de restar a los ingresos el ahorro imprescindible para cubrir las necesidades futuras.

Además, existen otras técnicas más obvias o sencillas como pueden ser la reducción de gastos o el consumo inteligente. La reducción de gastos está relacionada con el consumo, dado que la forma más sencilla de recortar en facturas o compras es disminuyendo la cantidad de bienes o servicios que se adquieren. Gestos tan simples como apagar los electrodomésticos o la luz cuando no se están utilizando pueden tener un efecto significativo. Igualmente, medidas como prescindir de cualquier lujo y evitar comprar aquello que no es realmente necesario contribuyen en gran medida al ahorro diario.

En el caso de bienes o servicios verdaderamente necesarios, se debe llevar a cabo un consumo inteligente. Por ejemplo, se puede comparar precios y aprovechar ofertas para garantizar el precio mínimo de cualquier adquisición. Otra medida beneficiosa es la de preparar una lista antes de realizar cualquier compra. De esta manera, los gastos están planeados y las compras no dan pie a la improvisación o a que el usuario se deje guiar por sus impulsos y deseos.

Lleva un registro de los gastos

Del mismo modo que planear con antelación ayuda a adoptar hábitos de ahorro, realizar un registro de todos los gastos permite evaluar el progreso conseguido e identificar puntos débiles y aspectos a mejorar. A diario se realizan pequeñas compras que suelen pasar desapercibidas pero afectan al ahorro del usuario. Llevar un registro de todos los gastos, por insignificantes que parezcan, ayuda a ser realmente consciente de los hábitos de consumo y a poder modificarlos.

Existen varias aplicaciones móviles que facilitan este registro, aunque basta con apuntar esta información de forma regular en una tabla de Excel o en un cuaderno. Además, esta tarea se simplifica si se utilizan tarjetas de crédito y débito para efectuar pagos, ya que todos ellos quedan reflejados en la cuenta bancaria.

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