Álex Rovira

Escritor y divulgador

"Para comunicarnos mejor con nuestros hijos necesitamos aprender a escucharles"

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No somos conscientes, porque no nos lo han contado, de cómo nuestra mirada condiciona necesariamente la calidad del vínculo con el otro. Pero no solo el vínculo, sino las posibilidades de realización, no solo de todo ser humano, sino de toda forma de vida. En psicología se le llama a esta mirada «la mirada apreciativa».

No somos conscientes de la importancia de trenzar dos grandes universos, el de la educación y el de la formación. Hay personas que han tenido acceso a una muy buena formación pero que son maleducadas, porque no tienen corazón. Y hay personas que no tuvieron el privilegio del acceso a una buena formación, pero que son extraordinariamente bien educadas. Creo que en la escuela nos deben formar y deben complementar la educación que se da en los hogares, y creo que en los hogares debemos crear las circunstancias para que la educación florezca y complementar la formación que se da en las escuelas. Y en ambos contextos, tanto maestras y maestros, como madres y padres, debe haber esa mirada apreciativa que dé alas. Nuestra mirada, y cuando digo mirada, debería decir nuestra postura existencial, nuestra manera de estar en el mundo, manifiesta nuestro sistema de creencias, lo que creo sobre mí, lo que creo sobre ti, lo que creo sobre la vida. Imaginad que fuéramos capaces de hacer una mirada apreciativa sin prejuicios, que fuéramos capaces de concentrarnos en las bondades y en las virtudes sin perder el pensamiento crítico, por supuesto. Si nos pudiéramos liberar de falsas creencias sobre nosotros mismos, de prejuicios sobre el otro y de proyecciones, que es lo que el otro piensa que yo pienso sobre él, estaríamos mucho más cerca de algo fundamental, que es la realidad. Y, al final, para que un… Yo creo que nacemos mujeres y hombres, pero devenimos humanos. La humanización es una conquista, y en esa humanización tienen que trenzarse tres principios: principio del placer, principio del deber y principio de realidad. Cuando somos capaces de trenzar estos tres principios, el deber, el compromiso, el placer, la alegría y la realidad, darnos cuenta de lo que es, tenemos mucha más capacidad de transformación individual y colectiva. Si a eso, además, le añadimos una mirada apreciativa, potenciamos esos tres principios y podemos conseguir mucho más en lo individual y en lo colectivo.

Amar es inspirar para ayudar al ser amado a que construya nuevas realidades objetivas: que pueda llevar a cabo un proyecto, que pueda superar un examen, que pueda hacer un buen trabajo de investigación, que pueda darse el permiso de hacer algo que le da miedo. Pero inspirar también para nuevos sentidos a la vida. El que ama procura que el ser amado construya una narrativa interior que le sostenga especialmente en la adversidad, y las historias sirven para eso. Las historias nos inspiran, nos dan anclajes en la memoria, nos dan referentes de cómo ese personaje superó esa dificultad. Las historias crean imágenes mentales, crean arquetipos de enorme fuerza. Una narración sobre tu propia vida o sobre la vida de un ser amado o sobre un mito o alguien desconocido puede, en un momento determinado, actuar como un acicate o como una palanca que te lleve a una respuesta desde la fuerza interior, desde la voluntad de seguir, desde la voluntad de servir, por eso son muy importantes las historias.

"En la escuela y en casa, debe haber una mirada apreciativa que dé alas a los niños"

No puede haber aprendizaje sin entusiasmo. Se habla mucho en el aprendizaje de la cultura del esfuerzo, pero creo que es un grave error, porque el esfuerzo, en sí mismo, solo el esfuerzo, no es un valor final, el un valor instrumental. La combinación de entusiasmo, pasión, esfuerzo, alegría, reconocimiento, son claves del aprendizaje.

¿Qué tienen los equipos de alto rendimiento que funcionan a nivel deportivo, a nivel incluso de organizaciones humanas, de empresas? Tienen tres cosas: en primer lugar, se respetan, sin respeto no hay nada. En el aprendizaje es lo mismo, hay que respetar a la persona que está aprendiendo. Segundo, la admiración. La admiración es fundamental porque pone en marcha el mecanismo de aprendizaje por imitación. Yo cuando admiro a alguien le quiero imitar, inconscientemente tiendo a incorporar su lenguaje, sus gestos… Y la tercera variable fundamental es que haya un afecto profundo. Creo que no somos conscientes de la capacidad que tenemos de transformar a los demás, y si se combina todo eso, hacemos florecer al ser amado. Cuando hablamos de amor, lo llevamos siempre mucho al terreno del deseo, al terreno de la lujuria, al terreno de Eros. Hablamos poco de filia y de ágape, hablamos poco del amor como la energía de la confianza, del vínculo, de calidad, la energía del compromiso, la energía de la transformación, la energía del diálogo, la energía que, realmente, llámale energía, llámale, por supuesto, emoción que nos une. Creo que, realmente, no puede haber un aprendizaje radical sin un amor radical.

No tener memoria o intentar borrar la memoria no solo es fuente de disfunciones operativas, sino de disfunciones psicológicas muy importantes. Hay que tener memoria y hay que tener memoria para la gratitud, hay que tener memoria para evitar que la infamia se repita, por eso es importante la memoria histórica, es fundamental. Por eso es fundamental tener en el recuerdo quien nos ha ayudado y quien nos ha bendecido, por eso es importante memorizar las tablas de multiplicar. La memoria es fundamental. La memoria cognitiva, la memoria emocional, incluso me atrevería a hablar de la memoria espiritual en términos de gratitud, de humildad, es crítica. Y, por lo tanto, hay que trabajar la memoria. Porque, además, es un placer poder traer a colación, aquí y ahora aquello que en un momento te ha conmovido, o aquello que crees que le puede ser útil al amigo, o ¿cómo se llamaba aquel libro que ahora quiero aconsejar o aquella película?, o ¿qué decía aquel fragmento que leí o aquel poema que a lo mejor le quieres regalar a la persona a la que amas? Yo creo que debemos seguir trabajando la memoria como una pieza más de todo el proceso de humanización. Sin memoria no somos nada.

Biografía

Escritor y divulgador, Álex Rovira es autor del best-seller, ‘La Brújula interior' (más de medio millón de copias vendidas en todo el mundo) y co-autor de ‘La Buena Suerte’ (4 millones de libros vendidos). Rovira cree profundamente en el poder transformador de la palabra y de nuestra mirada hacia los demás.