Francesco Tonucci

Maestro y pedagogo

"Educar significa “traer fuera” de cada uno de nosotros aquello para lo que nacimos"

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Cuando me preguntaban de qué trabajo, al no gustarme decir que soy psicólogo o pedagogo, decía que soy “niñólogo”. Y lo decía en serio porque creo que lo que más he hecho en mi vida ha sido dedicarme a entender y conocer la infancia. A recuperar la infancia, porque nosotros, los adultos, deberíamos conocerla ya que todos fuimos niños.

En la escuela se hacen cosas aburridas, se hacen cosas pesadas. Si es verdad, es difícil que la escuela consiga los resultados que espera, de formar personas. Y no lo digo yo, lo decía una persona muy importante llamada Bruner, que es un psicólogo de Estados Unidos que falleció hace pocos años, que decía que no se puede tolerar que los alumnos se aburran en la escuela. Hay que evitarlo a toda costa, decía. Y, lamentablemente, ocurre. Y él hablaba de presión. En la escuela se pasa mucho tiempo. Muchas horas al día. Muchos días a la semana. Muchas semanas al mes. Muchos meses al año. Y muchos años. Y vivir todo esto bajo presión es muy pesado. Y no produce.

Propongo que la escuela supere la idea del aula. Estoy convencido de que el aula no es un lugar natural. Es un lugar que se repite en una escuela muchas veces. Con el mismo mobiliario, más o menos con lo mismo en la pared… Y esto es un poco raro, ¿no? Imaginaos una casa con todas las habitaciones iguales. Sería como una película de miedo. Y en este lugar siempre igual se hace de todo. En la misma mesa, con la misma silla, en la misma postura se hace Matemáticas, Lengua, Dibujo, Música, Ciencias… ¿Y no se puede hacer al contrario? No tener aulas, sino talleres. Y cada uno para una cosa distinta. Y los niños caminan, andan. Salen de un lugar para entrar en otro. No es caminar mucho, pero es algo. No es estar siempre sentado en el mismo lugar. En muchos talleres no necesitamos sillas. Esta idea me gusta mucho. La idea de la escuela abierta. Y la escuela se abre en dos sentidos: Se sale de la escuela para conocer el mundo la naturaleza, el mundo social… Y la escuela se abre para recibir al mundo.

"La escuela no puede ser aburrida. Solo en un clima relajado y divertido un niño puede crecer de verdad"

Hace 20 ó 30 años, esto era lo normal. Se salía de la escuela para conocer el entorno, para visitar el barrio, para conocer la ciudad… Se hacían excursiones a la naturaleza, para observar, para recoger algo y llevarlo a la escuela… Y la escuela invitaba, por ejemplo, a los padres para que explicaran su profesión, a los abuelos, para contar su historia, que era muy interesante.

Los exámenes son una manera de evaluar y de medir a todos a la misma altura. ¿No? Si uno contesta bien, si lo hace muy bien, saca una nota muy alta: ocho, ocho, ocho. ¿Qué significa un ocho? ¿De dónde has partido? Si tenías un nueve y ahora un ocho, has empeorado. Es negativo. No has hecho nada. Pero si tenías un cuatro y ahora sacas un seis, es mucho. Por eso, un examen con un nivel igual para todos es una gran injusticia. La escuela no debería tener el objetivo de que todos sean iguales. Debería ser al contrario: que todos sean desiguales, distintos. Que se valoraran las diversidades. Justamente hoy en día, la escuela acepta a todos. Niños listos, niños menos listos… Cuando yo era pequeño, los que tenían problemas iban a una “escuela diferencial”, para los que no aprendían bien. Ahora están en las escuelas.

Los maestros deberían ser personas de confianza. Personas en las que se pueda confiar. A mí no me gusta que sean otros padres. Creo que una madre o un padre ya son suficientes. Me gustaría que los maestros y profesores fueran otra persona igualmente importante, con mucho prestigio pero amables. Muchas veces se cree que si tiene prestigio debe ser una persona lejana. Es totalmente falso. Los grandes maestros siempre han tenido alumnos y alumnas que los querían. Esto es lo que tenemos que intentar.

Biografía

Este dibujante, maestro y pedagogo es un firme defensor de los derechos de la infancia. Autor de los libros "Los niños y las niñas piensan de otra manera" o " La ciudad de los niños", también cree en una escuela más abierta, con talleres sustituyendo a las aulas convencionales, y los niños decidiendo por sí mismos en qué quieren invertir más tiempo.