Lucia Galán

Pediatra y divulgadora

“De lo que se trata es de llenar sus mochilitas de esos momentos maravillosos e inolvidables a los que puedan recurrir cuando sean mayores”

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Una de las cosas que le encanta hacer a nuestra invitada es decirle a sus hijos: “Confío en ti”. A ella “le parece un regalo”. Por ejemplo, si ella se encuentra en esta situación: “Mamá, es que estoy supernervioso con el examen, es que, de verdad, no sé cómo me va a salir”, responderle: “¡ah, sí, siempre te quejas, hombre, y luego sacas muy buenas notas” cuando no sabe “si va a sacar una buena nota o no” no es lo recomendable. Ella, en su caso, prefiere decirle: “Carlos, no sé cómo te va a salir el examen, cariño, pero has trabajado mucho y mamá confía en ti”. De esta forma su hijo “llega al colegio con la mochila llena, con el mensaje de decir: soy capaz porque mis papás me han dicho que confían en mí”. 

Tenemos que reconocer más, poner “el foco en lo positivo”, en los “talentos de nuestros hijos, en las cosas que se les dan bien”. Para ella “ahí es donde está el secreto”. Porque, a su juicio, lo que necesitamos “son niños que, en el futuro, se dediquen a algo que les gusta de verdad, que les apasione”. Y para eso tenemos que hacer hincapié en lo que son buenos y no “en lo que son malos”. Por ejemplo “si mi hijo no es bueno en las matemáticas, yo sé que no va a hacer una ingeniería. ¿Para qué atiborrarle de clases extraescolares de matemáticas? ¡No! Pondré el foco en lo que es bueno, porque ahí es donde está su talento”. Y el talento “o lo alimentas o se muere”.

Por otro lado, tenemos “que aceptar a nuestros hijos como son. Esto es lo más difícil de todo”. Y lo explica con un ejemplo: “cuando tú te imaginas ahí, con el Predictor, te imaginas a ese niño perfecto, con esas cualidades que te gustan de ti, con esas otras cualidades que tú no tienes y que te hubiese gustado tener. Y te haces tu niño a medida”. Luego “la realidad, muchas veces, no tiene nada que ver”. Y nos advierte: “la cantidad de papás que no aceptan a sus hijos tal cual son e intentan hacer algo a imagen y semejanza. Cuántos hay”. De ahí que recalque que es muy importante “aceptarlos como son, maravillosamente imperfectos, con sus virtudes y con sus defectos, pero como son”. 

En su caso: “yo tengo niño y niña”. Ella “es explosiva, muy extrovertida, es una cría hacia fuera, que digo yo. Necesita de reconocimiento, de movimiento, es líder. Ella arrastra”. Él, sin embargo, “es emocional, tímido e introvertido. Es de pocos amigos y le cuesta”. Bien, nuestra invitada “en un intento de convertir a Carlos en su hermana, o incluso en… proyectar mis… mis dones con la comunicación o con… me frustraba verle así. Y entonces: Pero Carlos, hijo, ¡sal a jugar! Invitaba a muchos niños a casa y lo llevaba de aquí para allá a todos los sitios para que se relacionara”. Hasta que un día, con ocho años, él le dijo: “Mamá, ya está bien. Mira, yo tengo tres amigos, que son David, Hugo y José. ¡Y no necesito más!”. Esto hizo que “se me cayeran los lagrimones de decir: Lucía, ya está bien, acepta a tu hijo como es. Es maravilloso como es. Es maravilloso”.

“Tenemos que poner el foco en lo positivo, en los talentos de nuestros hijos, en las cosas que se les dan bien”

“Hace poco tuve un papá en la consulta y, sin saber bien lo que me estaba contando de su hija María, le dije: chico, es que lo haces fenomenal. Y me dice: pues yo no sé si lo hago bien o mal. Yo con ser el segundo mejor padre del mundo me conformo”. Una frase que la llamó la atención: “¿Segundo mejor padre del mundo? ¿Y esto? Y me dice: Sí, porque el mejor padre del mundo es mi padre”. A esto le respondió: “¡No me digas! Y dice: Sí, así que yo con hacerlo la mitad de bien, ya seré el segundo mejor padre del mundo”. La dejó sin habla. Pensó: “Qué bonito”. Y se acordó de su padre: “mi padre trabajaba de sol a sol. Y yo no sé si pasé muchas horas o pocas con mi padre, pero los recuerdos que tengo con él son tan valiosos y tan bonitos que sé que ha merecido la pena. Ha estado siempre a mi lado. Está a mi lado”. Algo que les dice mucho a los padres: “los niños no coleccionan horas del reloj. Los niños coleccionan momentos”. Por ello, de lo que se trata “es de llenar sus mochilitas de esos momentos maravillosos e inolvidables a los que puedan recurrir cuando sean mayores. Que abran esa mochila y que se encuentren con la infancia feliz que merecen todos los niños”.

Un ejemplo son “los desayunos”. Si “tienes la oportunidad de desayunar con los hijos, aunque te tengas que levantar antes, no la pierdas. Es el mejor regalo que les puedes dar a tus hijos”. Son ratitos que tenemos y que debemos aprovechar: “vamos a llenar su mochilita de momentos inolvidables que luego, cuando somos adulto, bien que nos gusta y nos reconforta abrirla y verlos”.

Biografía

Lucía Galán Bertrand es pediatra, escritora, madre y conferenciante, más conocida como ‘Lucía Mi Pediatra’, Premio Bitácoras al mejor blog de Salud e Innovación Científica 2015 y Premio Mejor Divulgadora de España por la Organización Médica Colegial 2018. Ha publicado, entre otros libros, los títulos ‘Lo mejor de nuestras vidas’, ‘Eres una madre maravillosa’, ‘El viaje de tu vida’ y 'Cuentos de Lucía Mi Pediatra'. Recientemente ha sido nombrada miembro del Comité Asesor de UNICEF y ha convertido la pediatría en materia de debate con base científica a través de las redes sociales.