Los inversores continúan ajustando los precios ante los mayores riesgos
Roberto Hernanz, responsable de mercados BBVA Banca Privada.

22/04/2024

Los mercados continuaron presionados por la moderación en las expectativas de recorte de tipos en Estados Unidos y el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas, que han elevado la aversión al riesgo de los inversores. De esta forma, los principales índices bursátiles mundiales encadenaron su tercera semana consecutiva a la baja y los inversores esquivaron a la deuda americana como refugio, prefiriendo otros activos defensivos, como el oro o el dólar. Otros factores que tuvieron impacto en la semana fueron las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y los anuncios de sanciones a Rusia desde la Unión Europea, que tuvieron impacto sobre los precios del aluminio.

El gran repunte del mercado bursátil en 2024 está perdiendo mucha fuerza en lo que llevamos de mes de abril, a medida que los alcistas comienzan a retirar sus ganancias. Ante el significativo repunte de los rendimientos de los bonos del Tesoro, la mayor agresividad de la Reserva Federal y la compleja situación en Oriente Medio, la salida de fondos de los activos de renta variable y del crédito más especulativo se aceleró a su mayor ritmo en un año durante los últimos días. El índice S&P 500 cayó todos los días de la semana, lastrado por la debilidad de las grandes tecnológicas. Los Siete Magníficos sufrieron su peor semana desde noviembre de 2022: Tesla y Nvidia cayeron un -14 % semanal; Apple, Amazon y Meta Platforms un -6 %; Microsoft un -5 % y Alphabet un -2 %. El índice Nasdaq 100 se hundió más de un -5 % y el estilo de inversión “value” recuperó todo el terreno perdido frente al “growth” en 2024.

En este contexto de mayor incertidumbre macroeconómica y geopolítica, las valoraciones parece que vuelven a importar a los inversores, que han castigado con especial virulencia a los sectores más caros. En efecto, en una semana en la que el rendimiento del bono a 10 años americano ha superado el 4,60 %, alrededor de 40 puntos básicos por encima del rendimiento de las ganancias del S&P 500 (la inversa del PER del índice), el atractivo relativo de las acciones frente a los bonos es el más bajo desde el año 2022.

Las tensiones en Medio Oriente reforzaron una postura más cautelosa. En este sentido, Israel atacó a Irán el viernes por la mañana y, aunque la aversión al riesgo se mantuvo contenida, persisten las preocupaciones sobre la extensión de un conflicto que podría hacer que los precios del petróleo superen los 100 dólares por barril. Hasta hace pocas semanas, los inversores habían ignorado los riesgos geopolíticos, gracias a unos sólidos beneficios corporativos y un crecimiento económico enérgico. El S&P 500 ha subido un 16 % desde que Hamás atacó a Israel, un 17 % desde los máximos de rentabilidad del bono del Tesoro a 10 años en 2023 y alrededor de un 20 % desde que la Reserva Federal comenzara a subir los tipos, hace dos años.

Sin embargo, los riesgos empiezan ahora a estar mejor valorados y se está limpiando a toda velocidad la complacencia del mercado. En este sentido, aunque la campaña de presentación de resultados sigue siendo en general positiva, los inversores se muestran especialmente sensibles a las noticias negativas. Así, noticias como la caída de los envíos de iPhone en el primer trimestre o la posibilidad de que Tesla esté pensando en despedir un 10% de la plantilla, fueron mal recibidas por el mercado. Del mismo modo, la decepción en la cartera de pedidos de la europea ASML, o el recorte en las previsiones de crecimiento en la demanda de chips expuesta por la taiwanesa TSMC, durante la presentación de unos magníficos resultados, añadieron lastre al sector tecnológico durante la semana.

Y lo que la tecnología da, la tecnología quita: el mercado estadounidense registró una caída semanal muy superior a la de las bolsas europeas, que cerraron la semana con retrocesos en el entorno del punto porcentual y mejor evolución relativa de los mercados periféricos, que consiguieron incluso cerrar la semana con subidas. En el Viejo Continente, la debilidad de las empresas tecnológicas fue también muy evidente y el sector fue el farolillo rojo semanal, junto al petrolífero. Por el contrario, las empresas de consumo, de telecomunicaciones y eléctricas, lideraron el ranking semanal.

La debilidad bursátil también fue muy significativa en los mercados de Japón, que retrocedieron un -6 % semanal y en los emergentes, que se vieron penalizados por la evolución de las bolsas asiáticas, en especial la de Taiwán.

Respecto a la semana que comienza, en estos momentos de mayor incertidumbre sobre la inflación y de mayores riesgos geopolíticos, las condiciones financieras están volviendo a endurecerse, en un movimiento que será bien recibido por la Reserva Federal, ya que implica restaurar parte de la restricción monetaria que será necesaria para llevar la inflación hacia sus objetivos de largo plazo. En este sentido, valoramos positivamente la actual corrección de los activos de riesgo, ya que está permitiendo purgar excesos de complacencia inversora. En estos momentos, ni el sentimiento ni el posicionamiento inversor son tan extremos como lo eran hace unas semanas, lo que deja la puerta abierta a un movimiento alcista más sostenible en los mercados de renta variable mundiales.

Seguimos creyendo que el escenario de aterrizaje económico suave es el más probable en 2024, por lo que consideramos que tanto los precios de los bonos como los de las acciones deberían tener un buen comportamiento en el cómputo anual. A corto plazo, sin embargo, la volatilidad de los mercados puede mantenerse elevada, en la medida en que la visibilidad geopolítica y macroeconómica es limitada.