Qué deberías saber al avalar un préstamo

Te contamos lo qué significa ser avalista y el compromiso que adquieres con ello.
Antes de avalar un préstamo, y convertirte en avalista, tienes que conocer en qué consiste el proceso, las obligaciones que vas a adquirir (y que han de cumplirse), y lo que puede ocurrir si esto no ocurre. En este artículo vamos a responder a estas cuestiones, detalladamente, por lo que, si estás interesado… ¡No dejes de leer!

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¿Qué es avalar un préstamo?

Avalar un préstamo es asumir el pago de la deuda del ‘avalado’ (o persona a la que se avala) si este no puede hacerse cargo de ella. Esto significa que, al convertirse en avalista, la persona se compromete a abonar la deuda en la cuantía, plazos y condiciones que se acordasen en el contrato, siempre y cuando el ‘responsable inicial’ de la misma no lo hiciese.

Al avalar un préstamo, ¿quien interviene?

Las 2 figuras más importantes, al avalar un préstamo, son:

  • Avalado: es la persona o empresa a la que se avala.
  • Avalista: es la persona o entidad que se ofrece como garantía de pago en caso de que el titular de un préstamo personal (o hipotecario) no pueda abonarlo. Es, por tanto, una de las figuras más comunes en la concesión de grandes cantidades de dinero por parte de una entidad bancaria hacia un particular o empresa.

Al conceder un préstamo, y dado que se entrega una importante cantidad de dinero, la entidad que ofrece la financiación necesita todas las garantías posibles de que podrá recuperar su dinero y los intereses que se hayan acordado previamente. De ahí que, siempre que se disponga de un aval, la persona que respalda al solicitante (o avalista) debe demostrar la misma solvencia económica y patrimonial que quien va a recibir el dinero y se verá en la obligación de devolverlo.

¿Quién puede avalar un préstamo (convirtiéndose en avalista)?

De manera resumida, para avalar un préstamo personal o hipotecario se exige, al avalista, la misma capacidad de pago que a quien se le concede el dinero. Esto conlleva una serie de requisitos que a continuación repasamos:

  • Contar con ingresos estables y suficientes: ya sea una nómina, una pensión o cualquier otra fuente de dinero, la persona que respalde el préstamo personal o la hipoteca con aval debe demostrar que cuenta con capacidad para hacer frente al pago de las cuotas mensuales del préstamo, si llegara el caso.
  • No contar con deudas pendientes de pago: para que la entidad bancaria acepte al avalista propuesto por quien solicita el préstamo, este no debe tener ninguna deuda pendiente de pago. Esto significa que, para avalar un préstamo, no se puede tener una hipoteca o un préstamo personal “en activo”.
  • Nivel patrimonial suficiente: una de las características más interesantes de cara a ser avalista es la de disponer de bienes inmuebles libres de cargas, esto es, ya completamente pagados. De esta forma se ofrece una garantía adicional de que, si todo falla, va a poder avalarse el préstamo con esa/s propiedad/es.
  • Por último y por motivos bastante claros, un avalista debe ser mayor de edad.

Como último apunte, cabe añadir que aceptar ser avalista de cualquier préstamo personal o hipotecario es un paso muy importante que va a ligar a avalista, deudor y entidad bancaria durante todos los años de vida del préstamo, con todas las repercusiones que ya hemos repasado. Por eso, también el avalista ha de tener muy claras cuáles son las condiciones del préstamo y si está dispuesto a asumirlas como propias si fuera necesario.

Si soy avalista, ¿puedo pedir un préstamo?

Sí, se puede solicitar un préstamo, personal o hipotecario, siendo avalista, aunque es posible que esta “condición” reduzca las opciones de acceso a la financiación. ¿El motivo? Avalar un préstamo va a ser entendido, por la entidad bancaria, como un riesgo más de impago (al realizar el estudio previo), influyendo, en definitiva, en la concesión del nuevo préstamo.

¿Qué compromisos se adquieren al avalar un préstamo personal o hipotecario?

Es importante saber, en primer lugar, que si se es avalista de un préstamo hipotecario o personal, se va a responder con la totalidad de los bienes, presentes y futuros, hasta que se salde la deuda pendiente, en el caso de impago por parte del titular.

Sin embargo, y para que esta situación llegue a darse, se requiere un proceso en el que, primero, debe quedar demostrada la incapacidad de pago del titular del préstamo (hipotecario o personal), tanto con su sueldo o ingresos como con su patrimonio. Es el momento en el que, como avalista, se pasa a asumir el pago de las cuotas mensuales del préstamo, junto con los intereses de demora que posiblemente se hayan generado por el retraso en el pago por parte del titular.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que, al avalar el préstamo, van a recaer sobre el avalista, en su totalidad, las mismas obligaciones de pago y consecuencias legales (en caso de impago) que tenga el titular, pudiendo darse el caso de embargo del sueldo o incluso de los bienes inmuebles, entre otras. Aunque este extremo, conviene aclararlo, es muy infrecuente.

Sin salir de este punto, conviene saber que, en beneficio del avalista, existen diferentes formas de avalar un préstamo personal o hipotecario y algunas de ellas tan solo contemplan una responsabilidad parcial de pago; de esta manera se limita la cantidad de dinero que tendrá que devolver el avalista llegado el caso, una cantidad que no sería el total de la deuda del préstamo personal o hipoteca con aval.

Por último, y no menos importante, el avalista no debe olvidar que esa deuda, aunque no es suya, le hace figurar en la Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE). Esta base de datos registra los préstamos, créditos y avales que las diferentes entidades de crédito mantienen con sus clientes. Es importante no confundir el CIRBE con las listas de morosos, algo completamente diferente. Por lo tanto, al figurar como avalistas, se reduce nuestra capacidad de obtener para nosotros mismos un préstamo o crédito, ya que pende sobre nosotros la posibilidad de tener que afrontar el pago de otra deuda.

¿Qué tipo de préstamos no necesitan aval?

Algunos préstamos, como el préstamo rápido o los micropréstamos, no necesitan de aval para su concesión. Además, en ambos productos la documentación requerida es mucho menor que en un préstamo personal o hipoteca. Normalmente, te pedirán el DNI, tu nómina o justificante de ingresos y una cuenta bancaria para hacerte el ingreso. Sin embargo, si solicitas el Préstamo Rápido Online de BBVA no vas a tener que aportar ninguna documentación, ya que conectaremos con tu banco de forma segura y anónima para identificarte y consultar tu información financiera para valorar la concesión del préstamo.

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