Valor y precio de los productos: ¿cuánto cuestan realmente lo que compras?

¿Por qué varía el precio de un objeto a otro? ¿Todo puede medirse en dinero? ¿Conoces la diferencia entre el precio y el valor de las cosas?

No todo tiene precio. La cercanía de los amigos o disfrutar de buena salud son dos ejemplos de aspectos valiosos de la vida que no pueden medirse monetariamente. Por eso, es importante distinguir entre el precio y el valor de las cosas. Porque los alimentos, aparatos tecnológicos, libros y demás objetos cotidianos cuentan con un precio de venta, ¿pero cuánto valen en realidad?

Contestar esta pregunta implica profundizar en ambos términos, precio y valor, y analizar qué características posee cada uno. Y para ello, en primer lugar, se hace necesario saber cuáles son los factores que influyen a la hora de fijar el precio de un producto. O, lo que es lo mismo, ¿por qué este varía de unos establecimientos a otros?

¿Qué determina el precio de un producto?

El precio es la cantidad de dinero que una persona paga por algo o a cambio de algo, si lo que se adquiere es un servicio en vez de un bien. De esta forma, el precio de un producto en una compraventa constituye el volumen de dinero que acuerdan intercambiar el comprador y el vendedor, dos figuras que siempre parten de posiciones opuestas: mientras que el vendedor quiere vender al precio más alto posible, el comprador busca pagar lo mínimo. 

Por tanto, conocer el precio de venta de un producto resulta sencillo. Será la suma de dinero que finalmente cambie de manos durante una operación. Sin embargo, este nunca es fruto de la casualidad, sino que está condicionado por dos elementos, la oferta y la demanda:

  • Demanda o número de personas interesadas en comprar ese bien o servicio a un determinado precio. Lógicamente, la subida del precio disminuye la demanda.
  • Oferta o, dicho con otras palabras, cuál es la cantidad de productos que las empresas están dispuestas a elaborar, para luego venderlos. El precio que alcancen dentro del mercado estos productos incidirá sobre el total de unidades que las compañías puedan fabricar.

En base a la oferta y la demanda, surgen varios sistemas para fijar precios. ¿Conoces cuáles son? 

precio del producto

¿Cómo se fija el precio de un producto? ¿Qué es la ganancia en una compraventa?

¿Quién pone el precio de un producto? Si se trata de establecer los de venta, tres son las técnicas más habituales que utilizan las empresas para decidir el coste de sus bienes y servicios:

  • A partir de la competencia: consiste en fijar los precios de los productos tomando como referencia un promedio de los importes que asignan las otras empresas competidoras. Es un sistema muy usado cuando aquellos productos que se comercializan apenas presentan diferencias. Si el vendedor, además, percibe que sus artículos tienen una mejor consideración entre los consumidores, puede optar por registrar un precio superior al de las compañías rivales.
  • En base a la teoría económica: vendedor y comprador persiguen objetivos opuestos. A causa de ello, las dos partes deben hallar un punto intermedio donde coincidan ambos intereses. Siguiendo este mecanismo de fijación de precios de los productos, las empresas etiquetan sus artículos con cantidades acordes a las cifras que los clientes se encuentran dispuestos a pagar.
  • En función de los costes: aquí, una vez cuantificados los gastos en que ha de incurrir para poner en venta un producto, el vendedor marca su precio al producto. Y lo hace añadiéndole a estos costes un margen correspondiente a los beneficios (o, también llamado, la ganancia) que desea lograr con la venta. La suma de costes y beneficios da el total de ingresos.

¿Cuál es la diferencia entre los conceptos de valor y precio?

¿Por qué no todas las cosas valen lo mismo? Distinto al precio, el valor de un producto o servicio está directamente vinculado al uso o beneficio que una persona puede extraer de su compra. Así pues, dictaminarlo con precisión resulta más complicado, ya que es un parámetro relativo y en el valor que concedes a una cosa intervienen múltiples circunstancias.

Las percepciones personales suponen una de las circunstancias que más afectan al valor de los productos. Cuando necesitas algo, su valor se incrementa. Imagina, por ejemplo, encontrar un plato de comida tras llevar días sin comer. Sin duda, ese plato para ti tendrá más valor que si lo descubres una noche cualquiera en la nevera de casa, tras haber saciado tu apetito. Sucede igual con las necesidades y las vinculaciones afectivas o sentimentales, que siempre contribuyen a elevar el valor de un producto. 

En definitiva, se trata de un concepto subjetivo, que depende de la importancia que una persona le otorgue a cada cosa. Sin embargo, el valor también puede definirse como el precio máximo que alguien llegaría a pagar por adquirir un bien o servicio concretos.

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