Comportamiento previsto de la inflación para 2023

Por lo que respecta a la inflación, aunque se han empezado a ver las primeras señales de moderación, se encuentra en niveles muy elevados y alejados de los objetivos de los bancos centrales. A lo largo del último año y medio la inflación se ha convertido en un fenómeno prácticamente global, aunque sus factores determinantes sean diferentes entre economías.

En Europa la inflación se debe sobre todo a factores de oferta, primero como consecuencia de los cuellos de botella en las cadenas globales de producción y, posteriormente, por el alza de materias primas, particularmente de la energía, sobre todo a partir de la guerra en Ucrania. En Estados Unidos, la importancia de la demanda ha sido mucho mayor, como consecuencia de una política fiscal mucho más expansiva durante demasiado tiempo, la reducción de la población activa y el aumento de los salarios, ante un mercado de trabajo en el que el número de vacantes por desempleado se encuentra en máximos históricos.

A pesar de los elevados niveles actuales de inflación, empezamos a tener buenas noticias en varios frentes. En primer lugar, las expectativas de inflación, aunque elevadas, se han estabilizado y no hay desanclaje de expectativas. Segundo, los datos más recientes han sorprendido a la baja tanto en EE.UU. como en la eurozona, por primera vez en muchos meses. En último lugar, los precios de las materias primas se han moderado respecto a los máximos y vemos señales de desaceleración de precios de producción. 

La inflación parece haber tocado techo en Estados Unidos. Sin embargo, hay más dudas respecto a si la eurozona ha tocado ya máximos. En cualquier caso, la evolución favorable de los precios de la energía explica esta moderación de la inflación general, pero la disminución de la inflación subyacente va a ser previsiblemente más lenta. 

Para 2023 esperamos que esta moderación de la inflación se consolide, con mayor intensidad en Estados Unidos, con un crecimiento medio del IPC del 4,1 %, que en Europa, donde la inflación media anual se situará cerca del 6 %. La desaparición de efectos base a medida que avance el año jugarán un papel clave, pero también tendrá efecto la desaceleración de la actividad y la moderación de la demanda. Con estas previsiones, la convergencia a tasas del 2 % puede llevar un tiempo. No esperamos alcanzar los objetivos de inflación de los bancos centrales hasta 2024. Y los sesgos sobre esta previsión central son al alza. Para evitar que se materialicen los riesgos, será crucial que no se produzcan efectos de segunda ronda, de ahí la importancia de que no se aceleren los salarios ni los márgenes, y que las expectativas de inflación se vayan también moderando. 

Escriben:

Sonsoles Castillo, responsable de análisis económico y financiero BBVA Research, y Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico BBVA Research y catedrático de Análisis de Economía en la Universidad de Valencia.