Facundo Manes

Neurocientífico

"Tenemos la oportunidad de reconocer y valorar la importancia de las relaciones humanas para nuestra salud"

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Existen diversas recomendaciones que pueden ayudarnos a ser resilientes y a afrontar el aislamiento preservando lo mejor posible nuestro bienestar mental. Lo primero que hemos de hacer es “mantener una rutina diaria, que no sea un agobio, en la que balanceemos el trabajo, las tareas del hogar y el entretenimiento”. También es importante “el ejercicio físico”, el cual ayuda tanto “al sistema cardiovascular”  como “al cerebro, en el que tiene un efecto también muy importante ya que refuerza el pensamiento creativo”.

Otra cosa que debemos hacer es “aburrirnos. No está mal aburrirnos”. Y es que, aunque pueda no parecerlo, “cuando el cerebro no hace nada, trabaja mucho. Hay una red, llamada red en reposo, que conecta áreas que no estaban conectadas y pensamientos que no están conectados”. En resumen “no hacer nada nos ayuda a desconectar y, también, impacta positivamente en el estrés”. Lo mismo que descansar. Estos días se debe hacer mucho: “duerman siete, ocho horas”. ¿Que se consigue con ello? “Se mejora el estado de ánimo y se disminuye la irritabilidad, además de potenciar el rendimiento cognitivo”. 

A la hora de buscar información, se recomienda hacerlo en “fuentes confiables”. Eso sí, evitemos “la sobreinformación ya que puede aumentar la sensación de riesgo y, por ende, el miedo y la ansiedad. Y es que, cuando se viven estas situaciones de incertidumbre en la mente “ocurre un fenómeno que se llama negligencia de la probabilidad”. ¿En qué consiste? “Relacionamos el afecto y lo usamos como información y pensamos que vamos a tener más probabilidad de tener la enfermedad si vemos imágenes todo el día de diferentes países, de la probabilidad real que tenemos de enfermar gravemente”.

De igual modo, tener mucha información “agota nuestros recursos cognitivos, que son limitados” y hace que estemos “cansados, más ansiosos, más angustiados”. Esto último es peligroso ya que nos lleva “a tomar medidas de seguridad que transitoriamente nos alivian, lo que se denominan ilusiones del control, pero en realidad hacen que la ansiedad se vaya para luego reaparecer con mayor intensidad”. 

“Tenemos que mantener los vínculos, el contacto con otros para sobrellevar el aislamiento social. Hablar con la gente en la que confiamos nos hace muy bien”

Aunque estemos confinados en casa, tenemos que “mantener los vínculos, el contacto con otros para sobrellevar el aislamiento social. Hablar con la gente en la que confiamos nos hace muy bien”. Por ello, es bueno “llamar a las personas que queremos, contarles nuestras preocupaciones, cómo nos sentimos. Tenemos que mantener el contacto con nuestros afectos”. Entre todos ellos, hemos de cuidar especialmente a los “adultos mayores, como muchos de nuestros padres, nuestros abuelos”. Necesitan más que nunca “de nuestro sentido solidario, de nuestro cuidado”. ¿El motivo? “Muchos de ellos viven solos, lo que implica que deban planificar algunos aspectos en relación al confinamiento o a la cuarentena”. 

Permanecer en casa sin salir y sin comunicarse con nadie “no es fácil, y mucho menos para personas mayores que además viven solas”. Este “distanciamiento físico, que es el pilar del control epidémico, puede causar aislamiento social, que ya es un problema en esta población de la tercera edad”. Por lo tanto, las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud “hablan de distanciamiento físico, pero proximidad social a través de la tecnología”.

También hemos de insistirles en que se mantengan “lo mejor posible, con lo que puedan”. Deben estar “en forma activa física y mentalmente”. Para ellos, “el ejercicio físico es muy importante, pero también el ejercicio cognitivo. Aprender algo nuevo”. También debemos estar atentos “a su estado de salud. Hemos de prestar atención a la aparición de síntomas nuevos en el adulto mayor, síntomas respiratorios, fiebre, tos, dolor de garganta o dificultad respiratoria. Incluso la aparición abrupta de confusión puede ser indicadora de una infección”. Para esto “debemos hablar con la persona mayor en forma frecuente para saber cómo está, qué necesita”. 

Por último, que no menos importante, no hay que olvidar a “las personas a cargo de una persona mayor. Estas también requieren de cuidados. Son “los otros pacientes”, que muchas veces sufren de estrés, ansiedad y depresión”. 

Ante nosotros se presenta la oportunidad de “reconocer y valorar la importancia de las relaciones humanas para nuestra salud y de poner en perspectiva todo esto”. Si bien es cierto que esto “va a pasar, va a acabar (con un costo importante y con un sufrimiento importante), va a terminar con la medicina, la ciencia, la sociedad, el ser humano ganándole a otro virus”. Y sabed que, de esto, “salimos juntos”.

Biografía

El doctor Manes es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina y del departamento Cognition and Brain Sciences de Cambridge. Además, es fundador y presidente del Instituto de Neurología Cognitiva, una organización sin ánimo de lucro que apoya la investigación y prevención de trastornos neurológicos y psiquiátricos.