Entre la euforia y la cautela

Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA.
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17/11/2025

Entre la euforia y la cautela

Álvaro Manteca, responsable de Estrategia de Banca Privada de BBVA, nos trae el análisis económico de la semana
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17/11/2025

La semana bursátil mundial ha estado marcada por la alternancia entre la euforia y la cautela. El alivio inicial tras la reapertura del Gobierno de Estados Unidos dio paso a un final de semana más volátil, en el que los inversores optaron por una actitud más defensiva. La vuelta a la normalidad estadística, después de más de un mes de bloqueo, devolvió al mercado la sensación de visibilidad macroeconómica, pero también reactivó los debates sobre valoración, tipos de interés y sostenibilidad de las tendencias más especulativas.

En las primeras sesiones, las bolsas celebraron la recuperación del flujo de datos. El S&P 500 llegó a rozar máximos históricos, mientras el Dow Jones sí logró alcanzarlos. Sin embargo, a partir del jueves el ánimo cambió. Los mensajes de la Reserva Federal, más prudentes y menos inclinados a recortes inmediatos, junto con las dudas sobre el equilibrio de las valoraciones tecnológicas, enfriaron el entusiasmo.

El ajuste fue particularmente intenso en los segmentos más expuestos a expectativas de crecimiento a largo plazo: la tecnología, las pequeñas compañías de alto riesgo y el universo cripto. Bitcoin perdió el umbral de los 95.000 dólares, acumulando un retroceso cercano al 25% desde sus máximos recientes. Los fondos cotizados ligados a empresas de inteligencia artificial y tecnología disruptiva llegaron a registrar caídas de doble dígito, reflejando un cambio en el apetito por el riesgo entre los inversores minoristas.

En Europa, la semana fue más boyante. Los principales índices del continente avanzaron con firmeza y alcanzaron nuevos máximos históricos en la jornada del jueves, impulsados por los bancos, el consumo y las empresas farmacéuticas. El EuroStoxx 50 subió más de un dos por ciento y el Ibex 35 un 2,8%, consolidando su liderazgo global en 2025, con una rentabilidad acumulada que ronda el 40%.

En Asia, la evolución fue más heterogénea. El mercado japonés mantuvo un tono alcista, pero los países emergentes de la región cedieron ante la pérdida de impulso tecnológico y los datos económicos más débiles en China. Las bolsas latinoamericanas, por su parte, avanzaron alrededor del uno y medio por ciento, apoyadas en la fortaleza de Brasil y Chile y en la perspectiva de políticas más favorables al mercado tras las elecciones chilenas.

En conjunto, los mercados de renta variable siguen apoyándose en un triángulo de fuerzas: inflación contenida, crecimiento razonable y bancos centrales más predecibles. La Reserva Federal ha reiterado que no tiene prisa por bajar tipos, lo que ha llevado a los inversores a ajustar sus expectativas, pero sin romper la narrativa de fondo: una economía resistente y un ciclo de beneficios que continúa sorprendiendo al alza.

Si ampliamos la perspectiva, el panorama global sigue siendo favorable. La economía estadounidense mantiene un crecimiento moderado, sin signos de deterioro abrupto. En paralelo, el comercio internacional muestra signos de estabilización y se reducen los riesgos políticos tras la reapertura de la Administración y la firma del nuevo acuerdo presupuestario al otro lado del Atlántico. Asimismo, la relación geoestratégica entre Estados Unidos y China atraviesa una etapa de mayor equilibrio.En el frente tecnológico, la mayor cautela inversora refleja la normalización de unas expectativas que se habían vuelto excesivas. Pero conviene subrayar que la disrupción asociada a la inteligencia artificial no ha perdido fuerza. El sector atraviesa un proceso de depuración natural, pero el fenómeno en su conjunto representa un superciclo inversor que actuará como motor del crecimiento y la productividad global durante los próximos trimestres.

Esta semana, dos referencias concentrarán la atención de los mercados: los resultados de Nvidia, que marcarán el pulso de la narrativa tecnológica global, y el informe de empleo de septiembre en Estados Unidos, que servirá como test decisivo para la Reserva Federal y para la evolución de las expectativas de tipos. De su combinación dependerá en buena medida el tono de los activos de riesgo en el tramo final de noviembre.

El mensaje de fondo es claro: el mercado ha entrado en una fase menos complaciente, pero no en una fase bajista. La corrección selectiva de los excesos de los últimos meses es un proceso saludable y necesario que mejora los fundamentos del ciclo. El equilibrio entre crecimiento y desinflación, sumado a una política monetaria más previsible y a unos resultados empresariales robustos, sigue ofreciendo un terreno fértil para la renta variable. Lo que estamos viendo es una limpieza de exuberancia, una pausa técnica dentro de una tendencia de fondo que permanece constructiva.