Los ETF, o Exchange Traded Funds, son instrumentos financieros que han ganado una inmensa popularidad en el mundo de la inversión pasiva (inversión que replica un índice bursátil, por ejemplo), ya que ofrecen una forma accesible y diversificada de invertir en una amplia gama de activos (desde acciones y bonos hasta materias primas, índices y sectores específicos).
Aunque, y es algo a tener en cuenta, no todos los ETFs son iguales.
Es por ello que, en este artículo, desglosaremos y explicaremos los diferentes tipos de ETFs que se pueden encontrar en el mercado, con el objetivo de que, al finalizar la lectura, se tenga una comprensión clara de lo que son y la manera en la que podrían encajar en una estrategia de inversión.
¿Qué es un ETF?
Un ETF (Exchange Traded Fund) es un tipo de fondo de inversión que se negocia en las bolsas de valores (al igual que las acciones). De esta forma, el inversor puede comprar o vender un ETF en cualquier momento durante el horario de la sesión bursátil, y conocer el precio de compra y venta en cualquier momento, precio que dependerá de la oferta y la demanda que exista en cada momento.
Esta es una de las principales características de los ETF y la diferencia fundamental con un fondo de inversión tradicional, ya que los fondos tradicionales se negocian una vez al día, al valor liquidativo del cierre, precio que no se conoce de antemano a la hora de hacer la operación.
Otra característica de un ETF es que reproduce, en la mayoría de los casos, el rendimiento de un índice específico (como el S&P 500 o el IBEX 35, por ejemplo) o cualquier otro subyacente que permita la normativa. Esto significa que con un solo título cotizado en bolsa, con un ETF, podemos replicar el comportamiento de un índice completo. De esta manera, la operativa en mercados con ETF permite diversificar las inversiones, así como el acceso a los inversores minoristas a mercados, sectores e inversiones que, de otra forma, solo estarían disponibles para inversores mayoristas, como los mercados emergentes o la inversión en materias primas o divisas.
¿Qué diferencia entonces la operativa en acciones de la inversión en ETF? Cuando compramos una participación de un ETF se invierte en una cartera diversificada de instrumentos que dependerá del índice de referencia del ETF. Sin embargo, cuando compramos una acción en el mercado, estamos comprando una participación de una única empresa.
¿Qué tipos de ETF existen?
Según la estrategia de gestión: ETF de gestión activa y ETF de gestión pasiva
ETF de gestión activa
Son aquellos ETF gestionados de forma activa por gestores especializados, cuya función es intentar superar el rendimiento del índice o subyacente de referencia.
ETF de gestión pasiva
Son aquellos ETF que replican el comportamiento de un índice específico y, por tanto, sus costes son más bajos que los ETF de gestión activa.
Según la estrategia para replicar al subyacente: ETFs físicos, por muestreo o sintéticos
ETF físico
Un ETF físico tiene las acciones de su índice de referencia físicamente, las compra para tenerlas en cartera manteniendo la ponderación de cada una. Un ETF físico es aquel que posee directamente los activos subyacentes que componen el índice que intenta replicar.
Por ejemplo, si un ETF físico replica el S&P 500, adquirirá y mantendrá físicamente cada una de las acciones que forman parte de ese índice según el porcentaje de representación que tengan en el índice.
Es un tipo de ETF que tiene un rendimiento, por tanto, muy cercano al del índice que replica, salvo por las comisiones que cobra (las cuales, deben restarse de ese rendimiento).
ETF por muestreo
Un ETF por muestreo, a diferencia del anterior, no compra todas las acciones de un índice, sino una muestra que incluya las más representativas.
El objetivo del muestreo es lograr un rendimiento que se aproxime lo máximo posible al del índice replicado, pero con menores costes operativos, lo que puede conllevar, eso sí, un mayor error en el tracking (diferencias en la réplica del rendimiento del índice de referencia).
ETF sintético
Por el contrario, un ETF de réplica sintética respecto de un índice concreto, no invierte directamente en las acciones físicas, sino que suele utilizar derivados financieros y otros productos para imitar el movimiento del índice de referencia.
Es decir, a diferencia de los dos tipos anteriores, el ETF sintético no dispone físicamente de las acciones de un índice, utilizando, en su lugar, instrumentos financieros derivados (como, por ejemplo, swaps), para replicar el rendimiento del índice.
Un swap es un acuerdo entre 2 partes (el emisor del ETF y un tercero, por ejemplo) para intercambiar los rendimientos de un índice.
Su comportamiento puede ser ligeramente diferente al del índice, aunque las desviaciones no suelen ser grandes.
Según la estrategia de inversión: ETF inverso y ETF apalancado
ETF directo vs ETF inverso
Un ETF directo, a diferencia del inverso, se comporta de igual manera que el índice que replica, es decir, si el subyacente sube, el ETF también lo hace, al igual que ocurriría en el caso contrario. No existen, por tanto, factores que introduzcan riesgos adicionales o desalineación con el propio índice.
Un ETF inverso, como su nombre indica, es el que se comporta de forma opuesta al índice que replica, es decir, si el índice o activo de referencia baja, el precio del ETF subiría y viceversa.
Suele emplearse para aprovechar los movimientos bajistas del mercado o cubrirse en caso de posibles bajadas de las Bolsas.
ETF normal vs ETF apalancado
Un ETF normal se caracteriza por replicar un índice sin apalancamiento ni estrategias de inversión complejas. Es decir, buscar replicar el comportamiento del índice al que están vinculados.
Un ETF apalancado es el que utiliza derivados financieros y deuda para amplificar la rentabilidad (sean ganancias o pérdidas) de un índice o activo subyacente.
Con el apalancamiento se trata de utilizar la deuda o los derivados para aumentar la exposición al activo subyacente y, con ello, hacer que el ETF amplifique sus movimientos en el mercado.
Ponemos un ejemplo: si se invierte en un ETF, vinculado a un índice X, y este sube un 1%, el ETF normal lo hará en el mismo porcentaje. Sin embargo, si se trata de un ETF apalancado, se usará la deuda o los derivados para tratar de que el rendimiento se multiplique por dos (2%, siendo un ETF doble apalancado), por tres (3%, siendo un ETF triple apalancado) o más. Eso sí, puede darse el caso contrario: si un ETF doble apalancado ve como el índice al que replica se desploma un 5%, este lo hará un 10%.
Es muy importante tener en cuenta que los ETF inversos o apalancados realizan la réplica del índice para cada sesión bursátil, no para periodos superiores a un día, por lo que mantener un ETF inverso o apalancado más de una sesión (un día) puede suponer un riesgo, dado que la desviación que a lo largo de los días pueden tener puede llegar a ser muy elevada, respecto al comportamiento del índice de referencia que replica de forma inversa o apalancada.
Según la distribución de beneficios/dividendos: ETFs de acumulación o distribución
ETF de acumulación
Un ETF de acumulación (también conocido como capitalización) es el que reinvierte automáticamente, y en el propio fondo, los dividendos o los intereses que han generado los activos subyacentes, lo que implica que los inversores no reciben pagos directos de dividendos en sus cuentas.
Esta continua “reinversión de los ingresos” hace que el valor del ETF crezca más rápidamente que si estos se distribuyeran, dado que el capital del fondo va aumentando de forma constante (y, también, por efecto del interés compuesto).
El interés compuesto es un concepto que hace referencia a la reinversión de los intereses de una inversión, lo que conlleva a obtención de nuevos intereses derivados de los intereses iniciales que se habían reinvertido (y así una y otra vez). Es lo que se entiende como “interés sobre el interés”.
ETF de distribución
Un ETF de distribución, al contrario que el de acumulación, paga regularmente los dividendos o intereses generados por los activos subyacentes a los inversores (de forma mensual, trimestral o anual, según el fondo del que se trate).
Este tipo de ETFs son los preferidos de aquellos inversores que buscan un flujo de ingresos regular de sus inversiones o para aquellos que buscan un complemento a sus ingresos.
Según el tipo de subyacente o clase de activo: renta fija, renta variable, materias primas o divisas, sectoriales o por área geográfica…
Existe un último tipo de ETF, en base a “dónde se invierte” (es decir, en función de los activos o mercados a los que destina el dinero).
ETF de renta fija
Un ETF de renta fija es el que invierte en activos de esta tipología (renta fija) como, por ejemplo, una cartera de bonos (gubernamentales, corporativos, etc.), obligaciones y otros instrumentos de deuda.
Este tipo de ETF es popular entre los inversores que buscan estabilidad y un flujo de ingresos más predecible, los cuáles se aprovechan de sus principales ventajas, que son: la liquidez, la transparencia y los bajos costes.
ETF de renta variable
Un ETF de renta variable es el que invierte, a diferencia del anterior, en activos de esta tipología (renta variable), como, por ejemplo, acciones de empresas.
Es el tipo de ETF más común y pueden llegar a replicar índices de mercado amplios (como el S&P 500 o el Ibex 35), índices de sectores específicos (tecnología, salud) o índices de países o regiones. Sus principales ventajas son: la diversificación y, junto a ella, la liquidez, la transparencia y los bajos costes.
ETF sectorial
Un ETF sectorial es el centrado en industrias o sectores económicos específicos (como la tecnología, la energía, la atención médica, las finanzas o los bienes de consumo). Permiten a los inversores apostar por el rendimiento de una industria en particular.
Este tipo de ETF es útil para inversores que ven el potencial de crecimiento de un sector específico o desean sobreponderar su exposición a una industria en particular en su cartera.
ETF por área geográfica
Los ETF por área geográfica invierten en empresas de una región específica (Europa, Asía, EEUU, etc.), permitiendo a los inversores una exposición a economías enteras o regiones geográficas, lo que es útil para diversificar geográficamente una cartera o para capitalizar el crecimiento en determinadas partes del mundo.
ETF temático
Son aquellos que invierten en grandes tendencias como inteligencia artificial, agricultura o robótica.
ETF de materias primas
Un ETF de materias primas es el que invierte en materias primas como el oro, la plata, el petróleo, el gas natural o productos agrícolas (entre otros), lo que da la opción de exponerse a este tipo de activos y no tener que adquirirlos (además de hacer posible una mayor diversificación de la cartera y no tener que invertir, únicamente, en una sola).
En la Unión Europea, por la regulación UCITS, los ETF no pueden invertir en un único activo subyacente, por lo que este tipo de inversiones están disponibles a través de ETN o ETC, no de ETF)