Objetivos del análisis financiero
El objetivo del análisis financiero es conocer tanto los aspectos internos como externos que afectan al comportamiento de una compañía. Los factores externos son aquellos escenarios que se escapan al control de la entidad, a nivel sectorial o a una escala más general. Entre estos factores destacan los riesgos de crédito, legal y sistémico así como la competencia. Estos factores requieren de una actualización constante. Los factores internos forman parte de la operativa general de la compañía y por ello dependen normalmente de las decisiones tomadas dentro de la misma. Entre los más importantes se encuentran: el plan estratégico, la cultura organizacional, la capacitación técnica, la capacitación tecnológica y la profesionalidad de los miembros de la organización que, en su conjunto, determinan las fortalezas y las debilidades de la empresa.
Tanto los factores internos como los externos proporcionan información relevante a los agentes que intervienen, a pesar de la potencial contradicción en sus intereses. Los stakeholders (entre los que encontramos proveedores, clientes o inversores) suelen orientar su análisis hacia la búsqueda de creación de valor por parte de la compañía, mientras que los administradores de la empresa deberían canalizar sus decisiones hacia la sostenibilidad a largo plazo.
La información derivada del análisis financiero permite profundizar en temas como la rentabilidad, la solvencia, la liquidez y la estabilidad permitiendo la comparación entre compañías del mismo sector, estudiando su evolución a lo largo del tiempo, así como la comparación de distintas filiales dentro de la misma entidad a través del cálculo de ratios financieros.
- Rentabilidad: indica el nivel de eficiencia en la utilización de activos por parte de la compañía a largo plazo. Entre los ratios fundamentales destacan el ROE y el ROA. El ROE es la rentabilidad sobre fondos propios y es un dato al que los accionistas prestan mucha atención, mientras que el ROA mide la eficiencia de los activos totales en un determinado período.
- Solvencia: muestra la capacidad de hacer frente a las obligaciones de pago con la totalidad de recursos disponibles. Entre los más destacados se sitúan el ratio de circulación, el ratio de endeudamiento, el ratio de disponibilidad y el de apalancamiento.
- Liquidez: señala la capacidad de generar flujos de caja, a través de las actividades de explotación, para afrontar las deudas a corto plazo. El ratio de rotación de ventas, el de tesorería, la prueba ácida o el fondo de maniobra son algunos ejemplos.
- Estabilidad: relaciona el activo fijo y el pasivo fijo. Las alternativas de financiación o las inversiones a largo plazo determinan si existe equilibrio financiero en el tiempo.
Además, el análisis financiero es una actividad necesaria para poder llevar a cabo una correcta gestión de los recursos, atraer inversores y prevenir riesgos financieros.
- Gestión de recursos: se refiere a la eficiencia en el uso de los activos disponibles. Una correcta administración permite reducir costes innecesarios y destinar los recursos hacia fines estratégicos que potencien el crecimiento y la competitividad de la empresa.
- Atracción de inversores: mide la capacidad de la compañía para generar confianza en el mercado. Un análisis financiero sólido, junto con estados contables bien estructurados y una estrategia de crecimiento sostenible, son claves para captar el interés de inversionistas, bancos y entidades financieras.
- Prevención de riesgos financieros: consiste en anticipar posibles contingencias económicas a través del estudio de tendencias y proyecciones. Este análisis facilita la creación de planes preventivos que minimicen el impacto de imprevistos y garanticen la estabilidad de la organización en el tiempo.
Tipos de análisis financiero
Existen varios métodos de análisis financiero que permiten obtener una buena información de la situación financiera de la compañía objeto de estudio. Entre ellos destacamos:
- Análisis Horizontal o Dinámico: se aplica para comparar varios períodos de estados financieros homogéneos.
- Análisis Vertical o Estático: se utiliza para analizar estados financieros como el Balance General y la cuenta de Resultados de un solo período, obteniendo los ratios necesarios para conocer la situación de la compañía.
- Análisis factorial: busca cuantificar la contribución de cada factor en el resultado final. Esta correlación se lleva a cabo a través de métodos estadísticos.
- Análisis histórico: examina la evolución pasada para obtener una proyección futura.
- Análisis bursátil: se analiza a través del análisis fundamental y el análisis técnico. Para los inversores, la búsqueda del concepto de valor intrínseco, que es el valor real de una compañía, lo proporciona el análisis fundamental. El análisis técnico, por su parte, es una herramienta para intentar determinar el momento de entrada y de salida en el mercado a través de la predicción de la evolución futura del precio de una acción.
- Análisis de coeficientes: se basa en el cálculo de ratios financieros que relacionan distintas partidas contables. Estos indicadores, como liquidez, rentabilidad o endeudamiento, permiten medir la eficiencia, la capacidad de generar beneficios y el nivel de solvencia de la empresa, facilitando comparaciones claras y rápidas.
- Análisis financiero corporativo: ofrece una visión global del desempeño de la organización al comparar múltiples indicadores, tanto internos como con los de la competencia y el sector. Su objetivo es evaluar la sostenibilidad del negocio, detectar fortalezas y debilidades, y proyectar el crecimiento futuro de la compañía.
¿Cómo hacer un análisis financiero?
El análisis se puede iniciar desde un contexto más global e ir concretando hacia datos más intrínsecos de la empresa (análisis top-down). También se puede comenzar desde un análisis interno de la compañía, escalando posteriormente hacia los aspectos más globales (análisis bottom-up). En la elaboración de este análisis se utilizan tanto datos cualitativos como cuantitativos. Sin duda los primeros son más difíciles de analizar, al ser muy heterogéneos y dinámicos, por lo que es necesario realizar una selección crítica de la información procesada. Entre los aspectos cualitativos destacan: el reconocimiento de marca, de calidad, la estructura organizativa de la entidad, las capacidades tecnológicas y la estrategia de marketing, entre otros. Para el análisis de datos cuantitativos se utilizan métodos matemáticos y estadísticos para la evaluación de los mismos.
Es fundamental seguir una serie de pasos ordenados para garantizar un análisis riguroso y útil:
Recolección de la información
El primer paso consiste en reunir la documentación contable básica de la empresa, como el balance de situación, la cuenta de pérdidas y ganancias, el estado de flujos de efectivo y las variaciones en el patrimonio neto. Estos informes son la base sobre la que se desarrolla todo el estudio. Es esencial verificar que los datos estén completos, actualizados y libres de errores, ya que cualquier inexactitud puede distorsionar los resultados.
Aplicación de análisis horizontal y vertical
El análisis horizontal compara la evolución de las cuentas a lo largo de distintos periodos, permitiendo detectar tendencias de crecimiento, caídas en la rentabilidad o estabilidad. El análisis vertical, en cambio, examina la composición de los estados financieros en un mismo momento, ofreciendo una visión clara de la proporción que representa cada partida dentro del total.
Cálculo e interpretación de indicadores financieros
Se procede a calcular ratios clave relacionados con liquidez, rentabilidad, solvencia y eficiencia. La interpretación de estos indicadores debe hacerse considerando tanto la realidad interna de la empresa como el contexto sectorial y económico en el que opera.
Detección de riesgos y áreas de mejora
El análisis permite identificar posibles debilidades financieras, así como oportunidades de optimización. De esta forma, se pueden recomendar medidas concretas que contribuyan a reforzar la posición económica de la compañía.
¿Para qué sirve un análisis financiero?
Independientemente del tamaño de la empresa, contar con un análisis financiero riguroso resulta clave para optimizar la gestión y aportar información útil tanto a nivel interno como externo. Sus principales aplicaciones son:
- Tomar decisiones estratégicas: soporte para inversiones, financiación, operaciones y planes de futuro.
- Evaluar desempeño y riesgos: mide rentabilidad, eficiencia, solvencia y detecta riesgos financieros clave.
- Determinar capacidad de pago y valor de la empresa: fundamental para acreedores, inversores y procesos de fusiones o adquisiciones.
- Planificación y presupuestos: base para proyecciones financieras y análisis de escenarios.
- Optimizar estructura de capital: equilibrio entre deuda y recursos propios para maximizar valor.
- Generar confianza y cumplir normativas: refuerza la transparencia frente a inversores, stakeholders y entes reguladores.
- Fomentar la mejora continua: permite identificar oportunidades de crecimiento y adaptación constante.
Además, el entendimiento del análisis financiero ayudará al inversor a conocer no sólo la situación propia de la compañía, sino también la posición que ocupa en el mercado y, de esta manera, realizar una adecuada selección de empresas en las que invertir (security selection).