Invertir en agua: ¿es posible y cómo hacerlo?

Uno de los retos principales a los que nos enfrentamos a la hora de plantearnos nuestras inversiones es identificar tendencias y necesidades futuras en las que podamos invertir nuestro dinero a cambio de obtener una posible rentabilidad positiva o ganancia. De entre las múltiples opciones que existen hoy en día, una de las más interesantes es la relativa al agua.

Ahora bien, hay quien se pregunta si invertir en agua es rentable y si puede hacerse de forma directa (como ocurre con el oro o el petróleo) o si hay que hacerlo a través de algún instrumento financiero y se requiere la ayuda de un profesional para ello. La respuesta la veremos a lo largo de este artículo, en el que además explicaremos en qué consiste esta inversión, cómo se puede hacer (si se desconoce la forma), dónde se puede invertir en agua, y cuáles son las ventajas y desventajas de este proceso.

Hablar de invertir en agua es destinar una parte del dinero a empresas y/o proyectos que dediquen su actividad a todo lo relacionado con ella (desde la gestión o el suministro a su tratamiento).

Existen múltiples razones de peso por las que invertir en agua. La principal es que se trata de un bien irremplazable cuya disponibilidad disminuye mientras la demanda aumenta.

Esto lleva al siguiente motivo: en vista de que, en un futuro, aumentará el consumo y no la producción de este bien, es necesaria una mayor eficiencia en sus distintos procesos, lo que ha llevado a las empresas a la búsqueda de tecnologías que permitan el cumplimiento de este objetivo (mediante, por ejemplo, la modernización de las infraestructuras y/o la innovación en el uso del propio agua), convirtiéndolas en una nueva oportunidad de inversión.

Así, las hay que apuestan por mejoras en las instalaciones o maquinaria, mientras que otras, por su parte, se dedican a innovaciones vinculadas a su uso (por ejemplo, su gestión o su tratamiento).

Estas y otras razones son las que hacen que la inversión en agua sea, hoy en día, una opción solicitada por muchos inversores, además, por su potencial a largo plazo.

El inversor dispone de tres vehículos principales a la hora de invertir en agua:

• Comprar acciones de empresas relacionadas con el agua.
• Comprar fondos de inversión que estén especializados en agua.
• Comprar ETF’s que se vinculen al agua.

Como se avanza, hay 3 opciones principales al invertir en agua:

Invertir en acciones de agua

Es una de las principales formas de invertir en agua, en la cual se invierte el dinero, de forma directa, en empresas que están relacionadas con este bien de consumo, ya sea porque se dediquen a su almacenamiento, suministro o tratamiento, entre otros procesos).

Invertir en fondos de inversión de agua

Una segunda opción, a la hora de invertir en agua en la bolsa, es hacerlo con un vehículo de inversión como los fondos, los cuales están gestionados por profesionales especializados que invierten el dinero en las empresas que, a su juicio y según indican los números, pueden ofrecer una mayor rentabilidad. Estas, como en el caso anterior, se relacionan con alguno de los procesos de agua.

Invertir en ETFs de agua

Es la alternativa más sencilla, eso sí, con las comisiones más bajas (por su gestión pasiva), ya que suelen replicar a un índice en concreto. También permiten una mayor diversificación, lo que ayuda a invertir en un mayor número de compañías, minimizando el riesgo específico de una sola acción y asegurando que el inversor se beneficia del crecimiento general del sector. 

Los motivos que llevan a hacer posible y recomendable invertir en agua son, a su vez y en su gran mayoría, los que la hacen rentable a los ojos de profesionales e inversores. 

Es decir, el hecho de que sea un bien de alta demanda (a nivel global) y cada vez más escasez, y su carácter esencial (para el ser humano y, también, para las empresas), unido a la creciente apuesta por la innovación en algunas de sus principales áreas (gestión, procesamiento, distribución, etc.), ponen el foco en el potencial que tiene la inversión en agua, eso sí, en el largo plazo.

Además, no hay que olvidar que opera en un sector que suele ser resiliente a los ciclos económicos (lo que significa que resiste a las posibles variaciones que sufra el mercado).

¿Existen riesgos al invertir en agua?

La respuesta es: sí, hay ciertos riesgos al invertir en agua o, más bien, factores que pueden afectar a la estabilidad de la que hablábamos previamente:

• Cambios en las políticas gubernamentales que regulan lo relativo al agua.
• Posibles variaciones en la climatología (sequías, inundaciones, etc.).
• Envejecimiento de las infraestructuras, lo que requiere una fuerte inversión para su mejora.
• Sensibilización social, en relación a posibles subidas de precio, cambios en su gestión, etc.

Además, y si bien es cierto que la inversión en agua es resistente a las fluctuaciones del mercado, no queda exenta de su afectación (aunque sea en menor medida).

Antes de dar el paso, es fundamental que se conozcan los “pros” y los “contras” de invertir en agua.