La incipiente posibilidad de “no aterrizaje” económico podría abrirse paso en los mercados
Roberto Hernanz, responsable de mercados BBVA Banca Privada

05/02/2024

Si la fortaleza económica estadounidense no permitirá que la Reserva Federal se relaje y, si ya en la conferencia de prensa posterior a la reunión del 31 de enero Powell lo manifestó con claridad, los datos de empleo del pasado viernes vinieron a confirmar estas expectativas. No solo eso: la solidez del mercado de trabajo superó con creces hasta las expectativas más optimistas. Así, se crearon un total de 353.000 nuevas nóminas, casi el doble del pronóstico del consenso, mientras que las cifras de diciembre fueron revisadas sustancialmente. Al mismo tiempo, la tasa de desempleo bajó de forma adicional y pasó del 3,74 % al 3,66 %, cuando se había estimado un repunte hasta el 3,80 %. Además, los salarios promedio por hora trabajada se dispararon hasta el 4,5 % interanual, muy por encima del 4,1 % previsto por los expertos.

La conclusión de todos estos datos es que la muy esperada desaceleración de la economía estadounidense tendrá que esperar y que aumenta la probabilidad de un escenario económico que se ha dado en llamar “No aterrizaje”. En dicho entorno, la economía americana no terminaría de perder fuerza y podría incluso acelerarse en los próximos trimestres. Naturalmente, esto plantea la pregunta de si la desinflación de los últimos seis meses puede continuar.

En el corto plazo, es posible, habida cuenta del gran incremento de la productividad que volvió a ponerse de manifiesto en el cuarto trimestre de 2023, de la esperable compresión de los márgenes empresariales y por alguna mejora adicional por el lado de la oferta energética. No obstante, es evidente que se pone en peligro la convergencia continua de la inflación hacia el objetivo, dada la gran fortaleza de la demanda interna.

Por supuesto, el escenario económico de “No aterrizaje” es positivo para los mercados de renta variable, ya que permite una mejor evolución de los beneficios empresariales. En este sentido, las bolsas mundiales extendieron su movimiento alcista por cuarta semana consecutiva y cerraron con subidas del 1 % en promedio.

En Estados Unidos, la semana fue muy convulsa, aunque los mercados bursátiles cerraron con alzas ligeramente superiores al 1 %. Los inversores tuvieron que lidiar con algunas sorpresas negativas en los resultados, con las nuevas tensiones sobre los bancos regionales y con un Powell que rechazó la posibilidad de un recorte de tipos en marzo.

Sin embargo, los sólidos datos económicos americanos y los buenos resultados de Amazon y Meta compensaron con creces las incertidumbres anteriores. De esta forma, tanto el S&P 500 como el Dow Jones de industriales y el Nasdaq 100 terminaron la semana marcando nuevos máximos históricos. En todo caso, la apuesta por los Siete Magníficos ya no parece tan segura. La decimotercera ganancia en 14 semanas para el Nasdaq 100 enmascaró reacciones tremendamente divergentes en las acciones de los pesos pesados tecnológicos.

En cuanto a los mercados de renta variable europeos, también extendieron su inercia alcista en los últimos días y el Eurostoxx 50 cerró se segunda semana consecutiva al alza, a pesar de que la inflación de enero en la eurozona quedó algo por encima de las expectativas del consenso.

Después de la publicación de los sorprendentes datos de empleo del mes de enero, el consenso del mercado ya no espera una bajada de tipos por parte de la Fed en marzo, algo que había llegado a estar descontado con un altísimo grado de probabilidad. Ahora se espera que la primera bajada de tipos llegue en el mes de mayo y que la trayectoria de normalización sea más lenta de lo esperado. Ciertamente, la Reserva Federal debe considerar sus opciones de política monetaria con los datos de los que dispone y la asombrosa resistencia que está demostrando la economía estadounidense no avala que la primera bajada de tipos esté a la vuelta de la esquina. De hecho, los datos que tienen actualmente las autoridades monetarias sugieren que la economía se está acelerando.

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha demostrado que en condiciones de incertidumbre prefiere actuar lentamente a la hora de fijar la política monetaria, por lo que si se mantiene la fortaleza de la actividad en las próximas semanas, la Fed no bajará los tipos de interés en marzo.

Esto no cambia nuestra expectativa para el conjunto del ejercicio 2024: la narrativa del aterrizaje económico suave sigue pareciendo la más probable, aunque ha ganado fuerza recientemente el escenario de “No aterrizaje”, en el que la renta variable tendría previsiblemente un mejor desempeño relativo frente a la renta fija.

En ambos escenarios, sin embargo, las dos clases de activo tendrían un buen comportamiento en el conjunto del ejercicio, por lo que no vemos motivos para cambiar el posicionamiento constructivo que mantienen nuestras carteras.