Los mercados tropiezan ante la acumulación de riesgos y la complacencia acumulada
Roberto Hernanz, responsable de mercados BBVA Banca Privada.

08/04/2024

Tras un primer trimestre muy positivo para la renta variable mundial, el segundo arrancó con más dudas, motivadas por la posibilidad de que los bancos centrales se muestren menos acomodaticios de lo que se venía cotizando. Las mejores noticias en el plano económico, el temor a una persistente inflación, y los comentarios de distintos miembros de la Fed, han reducido las expectativas de que en junio pudiera tener lugar el primer recorte de tipos. El recrudecimiento de las tensiones en Oriente Medio, tras el ataque al consulado iraní en Siria, fue otro de los grandes acontecimientos de la semana, con los mercados especialmente atentos al repunte en el precio del crudo. Hasta ahora, los mercados bursátiles habían ignorado por completo el retraso en el proceso de bajada de tipos de la Fed, amparados por una buena campaña de presentación de resultados empresariales y por la fiebre de la inteligencia artificial. Durante los últimos días, sin embargo, los inversores no pudieron pasar por alto el nuevo repunte de las rentabilidades de la deuda y retrocedieron al unísono los precios de los mercados de renta fija y de renta variable. Un problema emergente para los inversores es el impacto de los propios mercados en la economía. Así, la mejoría de las condiciones financieras en los últimos cinco meses ha sido abrumador y ha neutralizado buena parte de las subidas de tipos del año pasado. De esta forma, desde octubre se han añadido 13 billones de dólares en riqueza financiera en Estados Unidos, por lo que no es sorprendente que la economía se esté volviendo a acelerar. Esto implica, no obstante, que los tipos tendrán que mantenerse altos por un periodo de tiempo más prolongado.

El índice S&P 500 cerró su peor semana desde el pasado mes de enero, a pesar de la fuerte recuperación bursátil del viernes. Como vemos, la caída no tiene nada que ver con riesgos recesivos, sino con la creciente probabilidad de que la Fed pueda incluso no bajar tipos en 2024, como llegó a sugerir el pasado jueves el presidente de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, El sesgo sectorial benefició a las empresas petrolíferas y de servicios de comunicación, mientras que los sectores, inmobiliario, de salud y de consumo estable, sufrieron caídas semanales en el entorno del -3 %. La semana favoreció ligeramente al estilo de inversión “growth” frente al “value”.

En Europa, la sesión bursátil del viernes fue muy negativa y puso fin a una semana que se había caracterizado por una mejor evolución relativa de los mercados europeos frente a los estadounidenses. Las bolsas del Viejo Continente cerraron la semana con caídas en el entorno del -1,5 %, con mejor evolución relativa del mercado español. Del mismo modo, brillaron los sectores de petróleo y de materias primas, que contribuyeron a que la bolsa británica registrara un buen desempeño relativo. Los bancos europeos también tuvieron una buena semana bursátil, por las mejores expectativas derivadas de la recuperación de la actividad económica europea. Por el contrario, sectores sensibles a tipos de interés, como el inmobiliario y el eléctrico, sufrieron caídas muy significativas en la semana bursátil europea.

En Japón, los mercados de renta variable sufrieron el repunte de su divisa, mientras que en China sentaron bien los datos de actividad que se conocieron a principios de semana. En India, como se esperaba, el banco central mantuvo sin cambios los tipos de interés, y los inversores se mantienen atentos a las elecciones que comenzarán este mes, en las que se estima que el actual gobierno de Modi pueda revalidar el poder.

En general, los mercados bursátiles emergentes mostraron un mejor comportamiento relativo durante la última semana. Las bolsas de los países de Europa del Este, muy dependientes de los precios energéticos, repuntaron más de un 1,5 %, mientras que los mercados de renta variable asiáticos y latinoamericanos registraron ligeras caídas de cotización.

Respecto a la semana que comienza, en Europa, el Consejo de Gobierno del BCE mantendrá sin cambios todos los instrumentos de política monetaria, pero dará señales de que está dispuesto a recortar pronto. Las actas de la reunión de marzo, publicadas la semana pasada, ya indican que "se estaban fortaleciendo los argumentos para considerar recortes de tipos" y que "la fecha de un primer recorte de tasas [estaba] apareciendo más claramente". Sin embargo, creemos que el BCE reiterará que está esperando datos adicionales sobre los salarios negociados en 2024 para ganar mayor confianza. También creemos que no se comprometerá con el ritmo de los recortes después de la primera bajada de tipos. Mientras tanto, en Estados Unidos, tras un informe de empleo de marzo que superó todas las estimaciones y mostró una caída de la tasa de desempleo a pesar de la mayor participación de la fuerza laboral, llegará el turno para los precios. Por supuesto, si el IPC de marzo vuelve a sorprender al alza, es muy probable que los mercados reaccionen con caídas adicionales, ya que se pondría a prueba la narrativa del FOMC, que sostiene que las cifras de enero y febrero fueron un bache transitorio en el camino. Sin embargo, si se cumplen las previsiones, la trayectoria de los precios seguirá siendo consistente con el objetivo de inflación subyacente que maneja la Reserva Federal para 2024. Incluso si la inflación general interanual ronda el 3,0 % hasta fin de año, la desinflación del IPC subyacente debería permitir a la Reserva Federal recortar los tipos en los meses de verano.

Mientras tanto, los mercados de renta variable han prestado por fin atención a los retrasos en el proceso de flexibilización de los bancos centrales y han corregido una pequeña parte de la fuerte subida experimentada por los índices en los cinco últimos meses. Creemos que un proceso de consolidación será saludable para las bolsas, ya que permitirá limpiar la sobrecompra técnica y oxigenar un mercado que se había mostrado muy complaciente. Los riesgos sobre el escenario económico y geopolítico existen y no podemos cometer el error de ignorarlos. Dicho esto, el entorno macroeconómico no ha cambiado en lo sustancial: seguimos confiando en la continuidad de la desinflación y en que las principales economías del mundo no experimentarán una recesión en 2024. Esto es suficiente para que los precios de los activos financieros se mantengan sostenidos y que cualquier corrección del mercado deba ser interpretada como oportunidad de compra. Durante los próximos días, además, contaremos con el catalizador de la campaña de presentación de resultados empresariales, que podría contribuir a afianzar el optimismo de los inversores.