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Hipoteca fija o variable: ¿cómo es cada una de ellas?
Antes de elegir si es mejor solicitar una hipoteca fija o una variable, hay que saber en qué consiste cada una de ellas:
- Una hipoteca fija (también conocida como ‘de tipo fijo’), es aquella que mantiene el mismo tipo de interés durante toda la vida del préstamo. Esto hace que las cuotas mensuales a pagar, para devolverla, sean siempre las mismas (sin subidas ni bajadas, propiciadas por las fluctuaciones del mercado financiero).
- Una hipoteca variable (también conocida como ‘de tipo variable’) es aquella en la que el importe de las cuotas mensuales varía según lo haga un índice de referencia (lo más habitual es que este índice sea el euríbor). El tipo de interés que se aplica a la hipoteca está compuesto por el valor del euríbor más un diferencial fijo.
¿Qué diferencia a una hipoteca fija de una variable?
Conocidas las opciones disponibles, y para determinar las ventajas e inconvenientes al elegir una hipoteca fija o una variable, es necesario que se analicen los tres factores que más inciden en ambas: tipo de interés, plazo y cuota.
Tipo de interés
El tipo de interés es diferente en una hipoteca fija y en una variable. En la primera se aplica el mismo tipo de interés durante toda la vida del préstamo. Esto hace que la cuota a pagar siempre sea la misma, ni sube ni baja, por lo que el cliente conoce de antemano la cuota a pagar.
En una hipoteca variable, el tipo de interés está compuesto por un diferencial fijo más un índice de referencia (normalmente el euríbor). De este modo, y a diferencia de lo que ocurre al elegir una hipoteca fija, la cuota a pagar podrá subir o bajar en función de cómo lo haga el índice de referencia.
Plazo
El plazo de amortización puede ser diferente si se elige una hipoteca fija o una variable. Las entidades financieras suelen conceder préstamos hipotecarios ‘de tipo fijo’ con un plazo de devolución más reducido, siendo más amplio si se elige una hipoteca variable.
Cuota
Otro factor a valorar, al elegir entre una hipoteca fija o variable, es lo que se pagará cada mes.
- En una hipoteca fija: los plazos concedidos para pagar la hipoteca suelen ser más cortos, por lo que se limita la posibilidad de hacer frente a cuotas más reducidas. Por otro lado, una vez fijado el plazo, la cuota a pagar permanecerá invariable, ni sube ni baja.
- En una hipoteca variable: se suele ofrecer un plazo mayor para el pago de la hipoteca, lo que abre la posibilidad de hacer frente a cuotas más reducidas. Asimismo, una vez fijado el plazo, el importe de la cuota podrá sufrir variaciones conforme al índice de referencia (euríbor). Lo más común es que, cada 6 o 12 meses (en BBVA, se hace anualmente), el tipo de interés de la hipoteca se actualice teniendo en cuenta el valor del euríbor.