Las bolsas contienen la respiración a la espera de la reunión monetaria de la FED
Álvaro Manteca, responsable de estrategia de inversión de BBVA Banca Privada.

15/04/2024

Hace apenas unas semanas, todo parecía muy fácil. Jerome Powell estaba listo para dar inicio al proceso de bajada de tipos, en un escenario económico de “Goldilocks”, en referencia al famoso cuento infantil. En este escenario, todo es moderado, desde las presiones inflacionistas al crecimiento económico, lo que permite la buena evolución de todos los activos financieros.

En estos momentos, después de una semana de tensiones geopolíticas y de mayor incidencia inflacionista, la vida se está volviendo más difícil para los inversores. En efecto, los mercados volvieron a retrasar el momento de la primera bajada de tipos de la Fed, mientras que la noticia de que Israel se está preparando para un ataque sin precedentes por parte de Irán contra objetivos gubernamentales, llevó al índice S&P 500 a registrar su peor semana desde el pasado mes de octubre. Esto se produce en un momento en el que los inversores han acumulado mucha exposición a activos de riesgo en sus carteras.

Un comienzo mixto de la temporada de presentación de resultados se sumó a las preocupaciones, ya que Wells Fargo y JP Morgan no cumplieron con las estimaciones de ingresos que había previsto el mercado, aunque las ganancias de Citigroup sí superaron las previsiones de los analistas.

Del mismo modo, el gran repunte experimentado por las rentabilidades de la deuda también afectó la confianza. Los inversores ahora esperan menos de dos bajadas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal en 2024, menos de lo que el propio banco central indica en su famoso diagrama de puntos. Asimismo, el equipo de economistas de Goldman Sachs bajó de cinco a dos los recortes de tipos esperados para 2024, mientras que los analistas de Barclays prevén que sólo se producirá una bajada de tipos este año.

Sin embargo, en lo sustancial, no ha cambiado de forma significativa el escenario macroeconómico global, aunque sí han aumentado los riesgos. Hemos comentado en más de una ocasión que los mercados financieros son en esencia máquinas de descontar riesgos y que, tras una subida prácticamente vertical en los últimos cinco meses, era inevitable una corrección, o al menos una consolidación del mercado.

En suma, el índice S&P 500 cerró la semana con caídas en el entorno del -1,5 %, lastrado por los sectores financiero y de salud, que corrigieron más de un 3 % en el cómputo semanal. Por el contrario, aunque ningún sector fue capaz de cerrar la semana con subidas, las empresas tecnológicas mostraron un mejor desempeño relativo, ya que los inversores se muestran confiados en que harán valer la fortaleza de sus márgenes y sus buenos fundamentales para registrar un fuerte crecimiento de sus beneficios. Del mismo modo, el estilo de inversión “growth” superó con claridad al “value” en la última semana. En Europa, las bolsas cerraron con caídas importantes, aunque más modestas que las registradas al otro lado del Atlántico. Los sectores financiero y de telecomunicaciones mostraron una gran debilidad en la semana bursátil europea, que destacó también por el gran desempeño de las empresas petrolíferas y mineras. Esto explica la buena semana de la bolsa de Reino Unido, cuya exposición al sector de materias primas es muy significativa y que registró alzas semanales superiores al 1 %. El mercado japonés experimentó subidas en el cómputo semanal y, en general, los países emergentes asiáticos también consiguieron navegar con éxito las incertidumbres semanales. El índice mundial de MSCI sufrió caídas semanales del 1,5 %, lastrado por la debilidad de los mercados de renta variable de los países desarrollados.

En cuanto a la semana que comienza, el ataque iraní a posiciones israelíes está condicionando el arranque de la semana actual. La reacción de los mercados parece ser bastante moderada, ya que gana fuerza la lectura de que estamos ante un movimiento que tiene características básicamente propagandísticas. El comunicado de Irán, que da por concluido el episodio si Israel no responde al ataque, añadiría evidencias en este sentido.

Hasta ahora, se sabe que tanto Israel como sus principales aliados, Reino Unido, Estados Unidos y algunas fuentes apuntan a que también Arabia Saudí y Líbano, habrían contribuido a abatir la inmensa mayoría de los drones y misiles lanzados contra territorio israelí. Los proyectiles que han detonado han ocasionado daños materiales mínimos y no ha habido que lamentar ninguna víctima. La práctica totalidad de la comunidad internacional ha condenado el ataque iraní.

Entre los mercados financieros, el bitcoin sufrió una caída muy relevante en la sesión del sábado, aunque ha ido recuperándose posteriormente. La bolsa de Israel, que abrió el domingo, cerro con caídas del -0,65 %. En cuanto a los mercados Europeos, la sesión del lunes se saldó con avances de en torno al +0,5 % y el mercado norteamericano evoluciona más condicionado por las referencia macroeconómicas, que por el escenario geopolítico, puesto que un fuerte dato de ventas del comercio minorista del mes de marzo ha sido el detonante para activar las ventas en Wall Street.

Por supuesto, el riesgo de escalada del conflicto ha repuntado significativamente, aunque los esfuerzos diplomáticos, con Estados Unidos a la cabeza, se centrarán en contener la respuesta militar israelí y evitar una extensión del conflicto que podría tener consecuencias muy negativas para la actividad económica mundial. En este sentido, los líderes del G-7 se reunirán en la sesión del domingo, mientras que Israel convocará al gabinete de guerra.

Tendremos que estar muy pendientes del desarrollo de los acontecimientos en las próximas horas, por si fuera necesario acometer algún cambio de posicionamiento en nuestras carteras que, por supuesto, perseguiría siempre proteger de la mejor forma posible el patrimonio de nuestros clientes.