Cómo negociar el precio de alquiler de una casa

Es fundamental informarse previamente, por ejemplo con BBVA Valora, sobre la situación del barrio o el precio de viviendas similares
Hay personas que prefieren alquilar un piso en lugar de comprarlo, por motivos que van desde la incertidumbre laboral o una posible merma (futura) en el nivel de ingresos hasta el cambio en sus prioridades (dejando a un lado la idea de tener un hogar fijo y estable). Sin embargo, y antes de alquilar una vivienda, es importante que conozcan algunos aspectos, fundamentales a la hora de negociar el precio de alquiler de una casa, los cuales se van a explicar en este artículo, por lo que… ¡Sigue leyendo!

Regla del 30 % para calcular el piso que te puedes permitir alquilar

Para poder negociar el precio de alquiler de una casa con su propietario, lo primero que tendremos que tener en cuenta es nuestro poder adquisitivo. Es decir, cuánto podremos pagar al mes por una vivienda y seguir cubriendo el resto de necesidades, tanto básicas como comida, así como de índole secundaria. Para que el pago de la renta mensual cumpla estos requisitos y no sea, por tanto excesivo, los expertos recomiendan seguir la regla del 30 %.

¿En qué consiste esta regla? Pues en algo tan sencillo como en fijar el tope que tendrás que pagar cada mes por la vivienda en el 30 % de los ingresos mensuales. De esta manera, tendremos aún un margen de dinero mensual para cubrir, además de gastos cotidianos, también aquellos imprevistos que puedan surgir. De acuerdo a esta regla, una unidad familiar que tenga unos ingresos mensuales de 3.000 € debería buscar pisos en alquiler, o en su defecto negociar con su propietario, por un valor que ronde los 900 €.

Ahora bien, siempre se puede ser un poco flexible y negociar un precio más alto, por ejemplo un importe que llegue al 40 % de los ingresos mensuales, pero solo si a cambio obtenemos ventajas. Por ejemplo, si el piso que quiere alquilar la unidad familiar con 3.000 € de ingresos cuesta 1.000 € al mes, pero tiene muy buena conexión de transporte público con el trabajo, esos 100 € por encima de la recomendación de los expertos se subsanarán con el ahorro en gasolina. Otro supuesto sería encontrar un piso de 1.200 € al mes (el 40 % si ganamos 3.000 €), pero que, además de la conexión de transporte público, incluyera instalaciones deportivas y/o piscina en el mismo edificio. De esta manera, el dinero por encima que se negocia estaría compensando por el ahorro en gasolina y en la cuota mensual de gimnasio.

Por tanto, si se tiene como referencia la regla del 30 % y los gastos adicionales a los que no queremos o no podemos renunciar, será más fácil negociar el precio de alquiler de la casa en torno a esa cifra. En primer lugar, porque al conocer nuestras posibilidades reales de pago, ya estaremos recurriendo a viviendas que se ajusten, más o menos, a nuestro poder adquisitivo. Y, en segundo lugar, porque acudir a una negociación con unos cálculos previos nos aportará seguridad y una capacidad de negociación más sólida y convincente.

Conocer los gastos que supone un contrato de alquiler

Siguiendo con la línea de documentarse e informarse para poder negociar el precio de alquiler en base a datos sólidos, el objetivo es conseguir un resultado que se ajuste a nuestras querencias. En este sentido, es importante conocer todos los gastos que están asociados a la firma de un contrato de alquiler.

Alquilar ofrece más flexibilidad que comprar y, obviamente, unos niveles de ahorro inferiores. Sin embargo, esto no excluye la realidad de que para alquilar también haya que desembolsar una cantidad de dinero inicial mucho más alta que la que se pagará en cada mensualidad. En esa cifra se incluyen aspectos diferentes, algunos de los cuales se pueden negociar con el propietario de la vivienda para rebajar los costes. Estos aspectos son:

- La primera mensualidad: se trata del primer pago del alquiler. Aquí la negociación se debe haber realizado previamente para fijar cuánto se pagará mes a mes.

- La fianza y las garantías adicionales: la ley establece que antes de entrar a vivir en una casa de alquiler hay que depositar una fianza equivalente a una mensualidad. Sin embargo, el pago de unas garantías adicionales no es obligatorio, de modo que aquí es donde se puede negociar. Podemos acreditar nuestra solvencia económica o, si ya hemos vivido de alquiler anteriormente, podemos solicitar a nuestro antiguo casero que nos redacte una carta avalando nuestro buen comportamiento como inquilinos, algo parecido a las cartas de recomendación en los trabajos. Con esto podremos convencer al casero de que no es necesario pagar garantías ni seguros adicionales a los ya estipulados por ley.

- Los gastos no individualizables: la ley también dictamina que aquellos gastos derivados directamente del uso de la vivienda, como el agua o la luz, deben correr a cargo del inquilino. Sin embargo, aquellos que no son individualizables, como el gasto de comunidad o el impuesto de basuras, no tienen porque recaer en el que alquila. Si en la negociación conseguimos que el dueño de la casa se haga cargo de ellos, estaremos ahorrando una cantidad significante.

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Utiliza BBVA Valora para conocer el precio aproximado de la casa que quieres alquilar

BBVA Valora es una herramienta disponible en bbva.es que te permite conocer el precio estimado actual de alquiler de la casa que quieres, así como su variación de precio en los últimos cuatro años. Esta estimación se hace analizando la vivienda a partir de su información catastral y de las ofertas publicadas para casa semejantes y próximas. 

Por tanto, si antes de negociar con el casero utilizas BBVA Valora, podrás hacerte una idea de cuál es el precio de la casa que quieres alquilar y, así, discutir el alquiler mensual con unos datos más sólidos y contrastados. 

Y si tus dudas son relativas a otros aspectos, en BBVA te ofrecemos toda la información que necesitas para comprar una casa, paso a paso, en esta Guía.

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