13/05/2024
La resaca de la favorable combinación de acontecimientos de los últimos días: una Fed más moderada de lo previsto, los primeros indicios sólidos de enfriamiento del mercado laboral americano, la caída de los precios del petróleo, la mayor tranquilidad geopolítica y una buena campaña de presentación de resultados empresariales, continuó impulsando a los mercados de renta variable mundiales, que encadenaron su tercera semana consecutiva al alza y ya tienen a la vista los máximos históricos del pasado mes de marzo.
El fortalecimiento de la narrativa de aterrizaje económico suave ha sido muy significativo y los inversores han consolidado la expectativa de dos bajadas de tipos por parte de la Reserva Federal en 2024, remitiendo, por tanto, el riesgo percibido de que pudiera no haber recortes y hasta fuera imaginable un incremento de los tipos de interés oficiales. El sentimiento del mercado ha mejorado mucho y la demanda de coberturas para los mercados de renta variable se ha hundido. Asimismo, la volatilidad se ha relajado con gran intensidad en todas las clases de activo.
En Estados Unidos, el índice S&P 500 cerró la semana con alzas del 1,9 %, a poco más de un 0,5 % de sus máximos históricos del mes de marzo. Tras la tempestad del mes de abril, el restablecimiento de la calma sugiere que el gran mercado alcista norteamericano tiene vida por delante. En la última semana, unos datos de desempleo semanal por encima de lo previsto reforzaron la expectativa de progresivo enfriamiento del mercado laboral, mientras que el número de miembros del S&P 500 que han desvelado sus cuentas trimestrales al mercado alcanzó el 90 % del total. Cerca del 80 % de los mismos ha superado los pronósticos de los analistas, que han aumentado sus expectativas de beneficios tanto para el trimestre actual como para el conjunto del ejercicio. Todos los sectores económicos registraron alzas bursátiles en el transcurso de la semana, aunque fueron más intensos entre las empresas eléctricas, financieras, industriales y de materias primas. Sectores de crecimiento, como el tecnológico o el de consumo discrecional, se quedaron rezagados en el cómputo semanal. De esta forma, el estilo de inversión “value” fue el dominador, tras dos semanas consecutivas de menor desempeño, del estilo “growth”.
En Europa, la semana bursátil fue extraordinaria y se saldó con ganancias del 3 % en promedio. De hecho, tanto el Eurostoxx 50 como el Stoxx 600, con mayor intensidad, superaron sus anteriores máximos anuales. Las buenas dinámicas inflacionistas en el Viejo Continente, junto con la expectativa de inminente flexibilización monetaria por parte del BCE y el Banco de Inglaterra, impulsaron el optimismo de los inversores. Las alzas fueron más significativas en los mercados de los países centrales que en los periféricos y en los sectores eléctrico, industrial y tecnológico. Además, los resultados empresariales que se publicaron durante la semana sirvieron también para dar impulso al sentimiento inversor. Destacaron en positivo compañías como AB InBev, y en negativo, nuevamente, el sector de automoción, en los resultados de BMW. En este sentido, el viaje del presidente chino a Europa terminó sin grandes sorpresas, aunque tanto la Unión Europea como Estados Unidos están estudiando incrementar los aranceles a los vehículos eléctricos chinos. China responderá con mayor o menor contundencia, pero son probables las represalias, con lo que los sectores más expuestos a China se encuentran en el punto de mira.
Respecto a la semana que comienza, durante los próximos días conoceremos datos que podrán ayudarnos a tener una mayor visibilidad respecto a las perspectivas del 24. Entre los datos más críticos, ocupará un lugar de privilegio el IPC de abril, una de las dos lecturas mensuales de las que el FOMC dispondrá antes de la reunión del 12 de junio. Esperamos que el IPC subyacente se modere desde la lectura de marzo, aunque el índice general aumentará debido al aumento de los precios de la gasolina y los alimentos. El segundo elemento crítico es el dato de ventas minoristas, que se espera refleje una mayor debilidad respecto de los datos del primer trimestre.
Aunque, por supuesto, los datos pueden seguir siendo consistentes con la narrativa de aterrizaje económico suave, si la inflación nos depara la cuarta sorpresa alcista consecutiva, los inversores volverán a retrasar el momento de la primera bajada de tipos, desde los dos recortes que se estiman actualmente. Por el contrario, unas ventas minoristas por debajo de las proyecciones de los analistas, podrían reactivar los temores de desaceleración brusca de la actividad y adelantar el momento de la primera bajada de tipos de la Fed. Para que el entorno de aterrizaje económico suave pueda mantenerse, por lo tanto, la combinación más favorable sería una sorpresa a la baja de la inflación de abril y un ligero debilitamiento de las ventas minoristas que no altere significativamente la imagen de fortaleza económica subyacente de la economía norteamericana. Cualquier otra combinación de sorpresas podría potencialmente conducir a cambios en las narrativas y a movimientos en los mercados financieros mundiales.
Al depender por completo de los datos macroeconómicos que se vayan publicando, es previsible que la volatilidad pueda mantenerse elevada en el corto plazo, hasta tener más visibilidad sobre los próximos movimientos de los bancos centrales. Sin embargo, seguimos confiando que se impondrá el escenario de aterrizaje económico suave en 2024, por lo que mantenemos nuestro constructivo posicionamiento una semana más.